miércoles, enero 18, 2006

baja el volúmen, amor

dani forma parte del selecto grupo de mis amigos tatuados. sin dudas es el más joven y el menos obsesivo con este asunto. sus tatoos son comics de trazo grueso, enmarcados en cuadrados con escenas de aliens en color que contrastan bastante con los dibujos barrocos o pre rafaelistas que lucen mis amigos que ya pasaron los treinta y cinco y creen que pincharse los rejuvenecerá, mientras el pelo se les cae a mechones inexorablemente. dani es un independiente en todo aspecto. un ser único, sin adicciones tribales, una de esas personas con las que la charla es llana y disfrutable. en eso estábamos la noche que aparecieron por el bar emi y sus amigas, chicas con ganas de conversar que me sacaron del paraíso de la charla simple para llevarme, subida a un carrito de compras, en un recorrido tipo tiovivo por el shopping de la charla femenina, con gin tonic como combustible. no puedo decir que no fueran graciosas y chispeantes, lo eran, pero tarde o temprano me hicieron bailar por una pista en la que no suelo sentirme cómoda ni feliz. la insoportable competencia entre mujeres. la más alta acaparó mi atención hablando sin parar, con los ojos entornados, sin enterarse por mis gestos si me aburría o me divertía. recorría mecánicamente todos los tópicos, dietas, estudios, viajes, novios, tradiciones familiares, logros profesionales y todo lo que me han hablado de vos un tema de conversación que no clasifico en ningún tesauro. las chicas brillantes no saben de la cortesía básica. por ejemplo, apagar un poco la radio y escuchar...el mar, la voz del otro....el camión del basurero. todo el monólogo se sostenía por la necesidad de mi contendiente de aplanarme con sus virtudes, como si yo fuera la empleadora de una importante compañía a punto de darle un gran puesto. una búsqueda desesperada e infructuosa de aprobación. entonces traté de imaginar que haría un hombre en mi lugar. eran las tres y cuarenta y cinco del nuevo día. vi pasar un mozo y le dije : la cuenta, por favor. por fin, ella se apagó.

6 comentarios:

Tomás Eastman dijo...

Es raro, en general la gente que hace lo que la dama de la narración, no lo hace con los ojos entornados sino capturándote con la mirada, haciendo imposible la huida.
En cuanto a su CV. consiguió el cargo o no?

Anónimo dijo...

Rebbeca, que suerte que haya vuelto al post casi diario.

Rebecca Milans dijo...

gracias por el aliento pero la pase mal, especialmente cuando pensaba si, en algunas circunstancias, no me habré comportado de la misma manera

Rebecca Milans dijo...

busque el post que dedique a los patanes, creo que le resultara interesante

Stirkoff dijo...

la culpa no solo es del que habla sino también del que escucha resignado. Varias veces me encontre a mi mismo diciendo "mirá, no me interesa", inclusive mientras oia historias tragicas y dignas de compasión etílica. Sonrisa incluida y quizás un leve movimiento de hombros para los más sensibles, claro.

No sé si es un buen ejemplo de comportamiento moderno, pero funciona

Rebecca Milans dijo...

no quiero ni pensar en el tipo de charla de " la mañana siguiente "...ah ! calavera, después no diga que fue sin aviso. creo que en ese caso el cartel de hombre desesperado corresponde.