sábado, enero 28, 2006

licencia en la cochería

el terreno baldío, que queda junto a la casa de veraneo del empresario fúnebre, esta cubierto de maleza y encima de esta florecen varias guías de campanillas azules. tal vez, el olor dulzón que emiten cuando el sol les cae oblicuo a las seis de la tarde, no sea tan diferente al del interior de una carroza porteña después que se enterró el difunto y permanecen los restos de polen pegados en los vidrios. a pocos metros del puerto, se encuentra la casa que es amplia y de líneas simples, con un jardín con setos de gartegus perfectamente recortados, como si un cajón de verdes abrazara la construcción. no hay ruidos ni risas en el jardín del funebrero. nadie ahuma un poco de carne en una parrilla rodeado de una familia. no hay una pileta pelopincho en la que retocen niños a la hora de la siesta. ni siquiera una hilera de bicicletitas colorinchudas en la puerta del garage. con la misma discreción que caracteriza su trabajo, vive el descanso el funcionario de la parca. solo lo delata el largísimo sedan negro con cortinas púrpura cuando lleva a su esposa al supermercado.

5 comentarios:

Rebecca Milans dijo...

sin dudas la pompa funebre siempre tuvo influencia argentina, ellos entienden mucho mas que nosotros de lo que es celebrar algo ( la muerte, las vacaciones con la pileta de lona )y tambien porque en cordoba se ensamblaban los vehiculos de las cocherias uruguayas " al estilo porteño ", en general cadillacs modificados

y martha...que es eso de funebrero fetichista ?...vaya combinacion !!!

basilia dijo...

tu relato huele a patchouli, a terciopelos y a flores silvestres. la quietud de lo que nunca pasa, el muro silencioso. familias de gentes que cultivan jardines topiarios, acostumbrados a guardarse la alegría
quien sabe para que ocasión.

Rebecca Milans dijo...

no distingo muy bien el patchouli pero supongo que es denso y dulce hasta el hartazgo. para mi lo dulce es el amizcle y sospecho que el otro es medio pariente. tengo curiosidad por lo que pasa detras de la puerta del funebrero, lo confieso, pero no creo que su familia sea menos propietaria de la alegria que los demas

Anónimo dijo...

Capaz son más alegres. Porque tienen que poner cara de circunstancia por trabajo. Como los payasos que son tristes, porque trabajan de pavos, pero al revès.

Rebecca Milans dijo...

una ves tuve un compañero de liceo cuyo padre habia sido funebrero y nos conto diversiones del oficio, las bromas que le hacian a los nuevos empleados, etc. era bastante tetrico, pero delataba un buen sentido del humor