miércoles, junio 21, 2006

inútil

ahí estaba, con el pasaje marcado para el día antes, inmóvil, indefensa, indignada por su propia torpeza. con las valijas en la mano, quieta frente a la empleada de la aerolínea. sin entender nada, sin entender como se las había ingeniado para perder el vuelo, para equivocarse en algo tan básico como una fecha. con ese dolor extraño que te da cuando conoces tu falla y la llevas lo mejor posible pero no podes ocultarla. porque las fallas no pueden ocultarse, solamente pueden maquillarse y brillar. pensó en todo lo que se desarmaba ahora que no podría viajar, pensó en la reunión que tenía marcada, en el cheque que le iban a dar, en el encuentro extraño que había marcado con un extraño. todo aquello se cancelaba en un segundo, en un simple parpadeo equivocado. en ese momento vulnerable, en el que no se atrevió a llorar por fuera, tuvo ganas de escuchar una voz de aliento pero no lo consiguió. solamente los cálculos de otra empleada de aerolínea sobre posibles opciones, horarios y precios para hacer, esta vez con exactitud, el viaje. pero todo se había perdido, todo estaba desparramado, como si un ladrón le hubiera tomado su vida y se la hubiera desperdigado por el piso para robarle el tiempo, el tiempo de su pequeña y tonta existencia. un tiempo fútil tal vez a la vista de los demás, pero indispensable para sentirse viva.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Idiota, estúpido, imbecil. Como te pudo haber pasado DOS veces ya? Cómo puede ser que no anotes, que no te acuerdes? Cuándo vas a aprender a saber en que día vivís?

Rebecca Milans dijo...

bueno, gracias a todos. las jugarretas de la dislexia a veces nos deparan esos momentos de incertidumbre pero claro, si el avion perdido se hubiera estrellado, estariamos diciendo que la dislexia me salvo la vida !

basilia dijo...

la dislexia temporal agrega algo de sorpresa a la vida, no?

Pablo dijo...

esa sensacion de malestar por no poder evitar algo asi es horrible. En fin pobre chica. Espero que no le suceda de nuevo

Tomás Eastman dijo...

Pensé que era el único ser al que le podía pasar. Me vuelve el alma al cuerpo mija.

Tomás Eastman dijo...

Pensé que era el único ser al que le podía pasar. Me vuelve el alma al cuerpo mija.

Anónimo dijo...

Bueno, creo que había entrado hace más de un año a este blog y, de repente, me vino el nombre a la cabeza. Es tarde y no tengo ganas de leer nada, pero ahora que me acordé de que existía, voy a pasar a mirar.