martes, enero 16, 2007

ultra

ronronea en las calles. otra vez. se abren las puertas y su chapa despareja pintada de blanco brilla con un indiscutible orgullo. otra vez en la ruta. ahí esta el ultra, el prototipo de auto deportivo made in uruguay que desde su origen luce la banderita nacional en un costado pintada como en el cuaderno de un escolar de tercer grado con la misma belleza e impunidad. la maravilla blanca con detalles en celeste cielo volvió a tronar por calles y avenidas de la patria. el dueño, creador, factotum de semejante ironía con ruedas lo deja cerca de la vereda en la esquina de dieciocho de julio y paraguay. nadie puede evitar esa visión mágica. un ultra chato, ultra liviano, ultra rápido bólido que desde su corazón artesanal desafía al viento y las leyes de la física, además de las de la estética, el diseño, la lógica y la decencia. no todos pueden hacer en su garaje, en entretenidas jornadas de fin de semana una joyita del automovilismo y encima lograr que ruede, consuma combustible y transporte inclusive a la vecina que esta buena. mientras apuro un trago de café trato de imaginarme a ese diseñador, a ese ingeniero de las pistas, a ese porsche vernáculo calzado en un mono de carreras, con un casco en una mano y un volante retráctil en la otra, con la cara tostada por los atardeceres en la costa amalfitana o tal vez la rambla de piriapolis. ese ídolo ignoto que no aparece en las revistas ilustradas al que deberíamos al menos otorgar una reverencia .

martes, enero 02, 2007

venus en la ruta

los dos están separados por unos pocos metros. ambos son los típicos negocios oportunistas instalados a la vera del camino. si bien uno tiene letreros que anuncian remate y ofertas, el otro se mantiene sin ningún tipo de señal alfabética. los dos despliegan el mismo producto estrella, mezclado de objetos menores, repetido hasta el cansancio sobre el pasto desprolijo: venus de milo. tal vez sean de cemento pero reciben una mano de pintura a veces blanca (sugiriendo mármol o yeso) a veces rosa. las venus no está todas erectas, algunas desafían la vertical y se balancean en el espacio sugiriendo racimos de jóvenes una noche en un parque de diversiones. adelantada de la era del topless, la venus de cemento muestra sus atributos y baja la mirada en un cierto rasgo de pudor, mientras espera la llegada de un nuevo dueño que, por lascivia o por amor al arte antiguo, se la lleve tan orondo a su jardín de balneario.