domingo, abril 27, 2008

cachorro blanco con cabeza de lechoncito

un cachorro blanco, con la nariz rosada corre por el borde de la ruta con la cabeza de un cerdito, tan pequeño y rosado como él, entre los dientes. nosotros vamos de compras, a ver si cambiamos un poco de aire y nos distraemos de la rutina diaria. cada uno se hace cargo de sus necesidades. no es necesario ni comentarlo. él a lo suyo, nosotros a lo nuestro. buscar un supermercado con el aire acondicionado fuerte o tal vez los fondos de una casa donde un pescador nos pueda vender una parte de su botín del día a un buen precio. a veces importa poco lo que vamos a comprar, es simplemente la sensación de encontrar algo y traerlo para la cueva. ya veremos de qué sirve. es el caso de mi dosel hindú de organza. esta ahí, embalado, esperando que lo cuelgue y espante con su digna presencia principesca a los mosquitos que vendrán tarde o temprano a pesar de las violentas fumigaciones de las seis de la tarde. hay algunos artículos que una sabe para que los quiere, otros que son todo un misterio. ¿no pasa esto también con las personas? los tenemos en la agenda, recordamos sus cumpleaños, pero no sabemos muy bien que otra cosa hacen en nuestras vidas. y casi nunca llega el día de la limpieza general, porque uno puede tirar una chuchería que compró en un arrebato, o puede regalarla a otra persona con un hermoso papel de color, pero… ¿que hacer con una persona? llamarla por teléfono y decirle ¿no sé porque existes en mi vida? y si del otro lado nos responden… ¿pero usted quien carajo piensa que es? ¿qué tipo de persona vamos a pensar que hemos tenido toda nuestra existencia en cuenta? acaso toda una vida desperdiciando cariño en alguien que ni siquiera nos puede reconocer dignamente. ah! eso si que sería una pesadilla.