domingo, julio 29, 2007

nylon y plumas

al salir esta mañana vi su sombra, moviéndose en la puerta de mi casa, en el corredor más exactamente. una silueta conocida y querida, una silueta imposible, inexistente en el territorio de los vivos. con esa tibieza en el alma por el inesperado reencuentro, pude salir al frío de un sábado de invierno aquí en el sur, donde sopla fuerte desde la mismísima puta madre. no me fijé pero seguramente por las veredas circulaban señoras con arreglos de pingüinos en la cabeza. tocas de foca de pelo corto, bikinis de chinchilla y otros accesorios de seres vivos de naturaleza polar. este es un sábado de elegancia, no hay dudas. nadie tuvo la osadía de taparse con diarios o andar descalzo, al menos en mi presencia. a todos se los veía orondos bajo sus capas de búfalo con botones de cocodrilo del ártico. el ambiente del antiguo convento de la calle ocho de octubre estaba gélido, pero los paneles cubiertos de fotonovelas en color alegraban un poco la cuestión. caminé creándome un cierto suspenso, como protagonista en una película de novicia embarazada, perseguida por la maldad de la hermana superiora en un intrincado laberinto de corredores inmensos. me imaginé a una muchachita de las uñas frágiles, con las medias un poco caídas separada del páramo apenas por un vidrio. en ese momento me entraron unas enormes ganas de tener un bigote de chocolate a la española, de aquellos que me preparaba en la infancia, con una receta medio variable de mi padre, que incluía maicena para espesar. tuve ganas de estar con sombrero de piel de zorro, bailando en la pista de un club húngaro, con un vestido tejido de lana con flores celestes en fondo gris y marrón, con botas de piel y medias dobles, apretada en por los brazos de un galán alto vestido de saco negro, con un cierto olor a naftalina.

domingo, julio 22, 2007

hasta siempre, comandante

me tomo un campari con pistachos en el jardín del nacional. se oyen los trinos de unos pájaros que aúllan, seguramente desde el rigor de una jaula. en un rincón, un exquisito cuarteto constituido por contrabajo, cuatro, flauta dulce y bongó lleva adelante una versión de yesterday. suena bello y bizarro a la vez, dado el entorno. unos turistas italianos aprovechan la ocasión para conversar por su celular. a pedido del pueblo turístico interpretan hasta siempre, comandante . las voces son espectaculares. todo huele a nostalgia, a un pasado glorioso que no volverá por mas que se recree una y mil veces gracias a las propinas en dólares. el hotel de 1930, la música de la revolución hecha para turistas rubios, es lindo pero también apesta. la acústica de esta pasiva es sensacional, la columnata de mármol que me separa con el verde del jardín y la fuente mejoran lo inmejorable: un grupo de afinados naturales, unos talentosos desde la cuna. de las canciones del ardor revolucionario a la garota de ipanema, todo puede ser posible. una negra se hace la turista disfrazada con un sombrero y un par de hojotas de celeste rabioso. este hotel es más familiar, mas reservado también. hay muchas gringas con la piel blanquísima y casi ninguna mujer local con aire de estar en servicio. tengo el plan de alimentar a los pájaros con el resto de mis pistachos. esos pájaros que me tienen seducida desde que llegue. son negros algunas veces y otras, azules. los alimentaré en memoria de chris penn . la primera vez que lo vi, fuera de la pantalla, estaba tirándole pistachos en el bar de un hotel a una ardilla. a veces lo hacia el, a veces enviaba a su abogado. ahora esta muerto pero para mi, el hermano gordo y feo de los penn aun tiene quien le escriba.

domingo, julio 15, 2007

sobrevivientes rubias

está claro que aqui, una mujer más o menos desesperada por cariño, adopta un perro pulgoso, le pone nombre, lo baña, lo engorda y lo lleva al veterinario. lejos de la urbe y la oferta masculina más o menos pasajera, la mujer intenta poseer una porción de cariño que la independizará de los vaivenes del amor en dos patas.una vez asegurada esa compáñía básica y sincera podrá dedicarse a lo que ha venido hacer e inclusive mostrarse útil, buena persona y madre probada a la vista de los demás. puede incluso contar a los otros las desgraciadas circunstancias de la adopción del pulguiento o la pulguienta, como realizó el rescate, los peligros que su mascota corrió y que hizo ella para salvarla. al igual que las madres maduras cuando cuentan mil veces a sus hijos adolescentes los sufrimientos del parto o los momentos dramáticos en los que su vida pendió de un hilo por el simple hecho de parirlos, estas matronas contra-natura se explayan en detalles sórdidos en los que figuran la sarna, las mordidas feroces, las heridas hechas por el golpe de machete de un guajiro desalmado y el valiente amor con el que fueron curadas.si bien alguna vez nos dijeron que " todo lo que necesitas, es amor " hay gente que se conforma con " todo lo que necesitas, es contarlo ".