sábado, febrero 05, 2011

los aburridos

allí estaba la mesa con el jurado, con una serie de personas con rostros insignificantes, expresiones cansadas, nada de que decir. ni uno había tenido la audacia de vestirse con algún elemento original, todos estaban aplanados, con los colores hermosamente entonados en marrón. cuando entró sientió el aire viciado, por lo que se acercó a la ventana y probó destrabar el pasador. ninguno hizo comentarios, ni siquiera la registraron. caminó hasta el carrito y acercó la jarra con agua fresca al extremo de la mesa. después fue colocándo uno a uno, los vasos junto a sus fantasmagóricos dueños. ellos, fingieron estar concentrados en su eximia tarea por lo que no le agradecieron. se retiró de la sala y pidió al guardia que la ayudara con la ventana. entraron otra vez y allí estaba aquel grupo de intrigantes, cuchicheando por lo bajo, con aire de desconfianza. el guardia destrabó finalmente el gancho y el aire nuevo entró a borbotones, moviendo los papeles que agonizaban en las pilas sobre la mesa. algunos se cayeron, otros rodaron por encima de las cabezas del jurado, ignorándolos por completo. un expediente se clavó en la jarra del agua, humedeciéndose de inmediato. era el acta, con los medidos comentarios de aquel grupo humano. la tinta se corrió y la presidenta intentó un rescate superponiendo otro papel seco encima. el del extremo, que vestía saquito beige, intentó cerrar la ventana y frenar la correntada, pero no pudo. la profesora lo miró con aire réprobo, entonces se sentó. el ambiente estaba tan tenso, que no se necesitaba un cuchillo para cortarlo, apenas un rasguño con la uña podría precipitar todo hacia el caos. entonces llegaron los bizcochos, en un plato blanco, llenos de grasa y cubiertos de abundante azúcar. todos se sambuyeron y en un instante, el alivio llegó. con los dedos pegoteados, pudieron terminar felizmente su tarea.