miércoles, octubre 22, 2008

la ciudad de los besos

¿lo puse aquí alguna vez ? amo la ropa limpia. no sé porque pero la ropa de algodón recién lavada me pone en sintonía con un estado de gracia del alma. una montaña de ropa tibia y perfumada puede ser tan buena como el manjar del día, algo tan mágico como cuando el pájaro negro sale de su rama habitual de las nueve de la mañana y se asoma a mi ventana con ese aire familiar, el de un amigo con derecho a entrar sin golpear la puerta. es tan linda la ropa recién lavada como entrar al bar en el momento que empieza a sonar mi canción favorita de ruffus. parecido al momento en que el sol se pone oblicuo sobre el río de la plata y un barco verde de carga atraviesa el canal con un apuro tardío. casi como cuando veo la silueta de un hombre de espuma de afeitar que corre por el camino frente al valle. tal vez sea tan buena como cuando iba a comprar alimento para gatos en aquella veterinaria y me atendía el clon de johnny deep. igual que ponerme el buzo amarillo de lana inglés que alguien me regalo y se me adhería a la piel con una suavidad insospechada. debería ser como si todo el tiempo el mundo oliera a caramelo recién hecho y pudieramos caminar todo el tiempo sin parar por la ciudad de los besos.

viernes, octubre 17, 2008

plata

sin darme cuenta, parece que cumplí los treinta y ahora soy una chica de plata. treinta trayectos, treinta aviones, treinta aburridas esperas en un aeropuerto, treinta fragmentos del día haciendo gastos inútiles en un free- shop. parece que me van a recompensar por tantas molestias brindándome una oportunidad gratuita para revivir esas molestias con otros tantos aviones, esperas, aeropuertos, funcionarios de inmigración con caras de constipación y escáneres varios. tengo más o menos claro el destino, y una agenda de posibles visitas. amigos en el valle del conejo, amigos con piscina, la clínica de las uñas de aquella japonesa loca, el trencito por la montaña rumbo al museo, el café con música gitana, quizás un tramo del desierto rumbo a la ciudad que siempre tiene las luces prendidas. un poco de viento, una iguana, una subida por topanga, los pies descalzos sobre el geen de un club, sentarse en las rocas y mirar el otro océano. un pequeño ensueño hacia un pasado reciente, una siesta calida donde vuelven imágenes, olores, fricciones entre el viento y mi nariz. la rueda gigante frente al mar, donde estará tu gato negro. donde estará aquel altar que hiciste a tus dioses budistas en la casa de cary grant. donde tiraron tus cenizas amiga linda, inspiradora y desordenada. tu carro color cobre, las sillas de tu oficina, aquellos cuadros que tanto me gustaron. que raro será volver sin visitarte, que nostalgia. llevaré el bordado y te recordare con agujas. pasare un rato en esa playita de barbudos que hacen tatuajes y todos los nativos se desplazan en patines. tengo un pretexto para vencer el aburrimiento con más aburrimiento, este nuevo status de plata me lo obliga. cruzare la avenida frente al hotel favorito de mi amigo ruso. hasta allí tendré que moverme para consumir este beneficio un tanto relativo. al sitio donde inicie este blog. treinta tramos que significan treinta momentos en la nada, cerrando los ojos y soñando que estoy en otra parte, seguramente mucho más cerca de tu boca poblada de largos colmillos.

viernes, octubre 10, 2008

hung up

estás triste. ayer de noche lo note cuando vi tu cara blanca sin sonrisa brillando en la oscuridad del corredor. has perdido aquel aire de gato macho que se regodea entre las hembras. ahora pareces un niño asustado. me gustas, también en ese plano. creo que estas en caída, pero no te vendrá mal. quizás ganes unas canas, no se. quizás se te terminen esos rizos infantiles que insistes en dejarte crecer. por momento eres tú, por momento un montón de otros. otros como tú. gatos machos de cola ancha. gatos machos revoloteando en la niebla, a ver que hay. por momentos pienso que todo es un pequeño retablo montado para impresionarme y decirme, sin decirme, que te pones mal si me voy. pero si te estudio a lo lejos, en la oscuridad y descubro ese rictus de aburrimiento, ese hastío misterioso de hombre casado no puedo equivocarme. hay formas de no tener nada teniéndolo todo. creo que estas en una de esas extrañas situaciones sobre las que nunca profundizamos demasiado. comemos sin parar de hablar. me dices que quieres venir conmigo. es divertida la propuesta. sería lindo llevarte y presentarte como un gato único, la mejor obra viviente que tengo. seguramente en un territorio del sur podrías arrasar con tu gracia llanera y tus citas poéticas. recuperar tu plumaje de macho alzado. pero es viernes, un mal día para embarcarse. mejor, cocíname algo especial esta noche y hablemos hasta que se acabe el gas .