martes, diciembre 23, 2008

soy una pasada de moda

si señores, en estos días puedo afirmar que existen unos nuevos-viejos formatos de la felicidad-infelicidad conyugal. y estoy realmente maravillada observando como algunos de mis amigos, personajes con ciertos atributos interesantes, se dejan acoplar por estos modelos en busca o quizás, en un intento por conseguir definitivamente la felicidad. es por eso que, señores pasados los cuarenta años, aceptan ser conducidos como niños del brazo de la madre por mujeres que los miran con recelo y los increpan ante la más mínima intención de liberarse. hombres grandes, barrigudos, profesionales exitosos, tipos con humor, intereses, pasiones….llevados como peleles por mujercitas obsesivas, celosas, brujitas sin escoba. en estos días previos a la navidad me cruzo con tres ejemplares. el primero es un tipo estupendo, realmente adorable. ella no vale más que su histeria. es tan vieja como él, un poco mas deteriorada, usa un pelo casi sin peinar y carece de todo humor. más bien, abunda en gestos de fastidio. el segundo dúo tiene una mujer más joven, un hombre más bello. la tensión es infernal, no entiendo como logran convivir. por último me encuentro con el más intelectual de los tres, el más depravado, el coleccionista de zapatos de tacón. ahí esta, con su dominatrix de mandíbula apretada, una simple empleada administrativa que seguramente esta pagando las cuotas de su ultimo latigo. recuerdo como eran con sus anteriores mujeres, me acuerdo como eran sin mujer, me acuerdo como creía que eran pero evidentemente no son. lo divertido es cuando a ellas también las conozco y me doy cuenta que están absolutamente distantes de su forma habitual de ser, actuando en esa cuestión enfermiza-curativa de la posesión del macho. posesión diabólica si la hay. me pasa algo extraño con estas parejas nuevo-simbióticas. me dan vergüenza. me pongo colorada, no sé. es como un pudor por la última migaja de honor masculino, una especie de respeto un poco pasado de moda, sin duda, por los del género de enfrente. tal vez, no lo merezcan.