lunes, junio 20, 2005

nancy y sid scupitajus

entonces le tocó hablar a él. contó en pocas frases su vida. su éxito precoz con las mujeres. aun con las que eran mayores que él. ella no se dio por aludida, podría ser su madre pero eso, era perpendicular a la base. después, él contó su relación interminable con una chica que conoció en una noche de ácido, a la que le era sistemáticamente infiel. habló de la resignación de esta mujer, que se conformaba con lo poco que él le daba. sexo a la hora de la siesta y solo algunas veces. nada más. habló de su amor por la guitarra. al menos, quería a alguien. hasta ahí estaban las trazas de esa vida que no encontró demasiado atractivas, porque ella nunca intentaría ligarse a un tipo hablándole de otro con el que duerme. a ella, las pilas, le funcionaban un poco mejor. se dio cuenta que él no podía parar de escupir el piso mientras hablaba. eso fue definitivo. le dijo una mentira piadosa, apretó la gruesa de condones que transportaba en el bolsillo y se volvió en taxi a su casa. de no haber sido por las escupidas, hubieran amanecido juntos, pero él no se merecía ni una noche en su futón.