miércoles, mayo 11, 2005

galena errada

la doctora me habla de mi inminente muerte. las dos, estamos paradas en el medio de una montaña de personas que parlotean y siguen con su vida. yegua - pienso yo - te recibiste en una carnicería y encima te hacés la viva. ella cree que me conoce y pone cara de drama mientras me mira las orejas, parece que mis lóbulos están muy claros. me revisa las uñas como cuando revisaba cadáveres en la morgue universitaria, en sus tiempos de estudiante. todo parece tan inminente, tan certero. quizás debería hoy mismo abandonar mis lecciones de salsa nivel tres para acostarme y esperar la llegada de la huesuda. no me atrevo a decirle que, si yo voy a morirme ella está muerta hace rato. es solo un holograma que habla, una suerte de resto de highlander, no una mujer. debería decirle que estoy segura que, por las noches, se inclina dentro de un sarcófago y se cubre con arena fina. pero tengo un camino simple para vencer mi destino esta noche. me sentaré en el bar del chico que me gusta y el me servirá un desbordante trago de campari y no pensará que soy un vampiro cuando encuentre mis huellas tatuadas en su cuerpo mañana.