lunes, mayo 02, 2005

después del ensayo

ayer, la violista que toca a mi lado se quiso suicidar. uno de los fagot , que tiene unos veinticinco años, le rompió el corazón. ella esta en crisis desde hace tiempo y toma unas pastillas que son bastante fuertes pero parece que olvidó tomarlas por una semana y todo se desmoronó y el fagot se borró y a mi me tocó hacerme cargo del fardo. llamar al médico de la orquesta, buscar a su siquiatra, internarla y armar una farsa para que el director, que es un polaco malhumorado, no se entere y la despida de la compañía. por suerte tendremos un receso de una semana y su ausencia no se notará. en el sanatorio nadie podría tragarse que emma tuvo un accidente vascular, las venas cortadas no se tapan con mentiras. tuve al menos alguien que colaboró inesperadamente conmigo en todas las instancias y hasta el momento ha sido una gran compañía para las dos en la sala del sanatorio. es alberto, el chofer que maneja el camión donde se transportan los instrumentos de la orquesta. esta tarde, mientras emma dormía gracias a un sedante, estuvimos tomando un café en la cantina. alberto me dijo que el es el padre de emma. hace tres años la madre de la violista, que había sido su primer gran amor, lo llamó y se lo dijo. entonces él, pidió su retiro como coronel y consiguió trabajar en la orquesta, para estar cerca de su hija y cuidarla. no había tenido valor para decírselo pero ahora, cuando despierte, emma se enterará que no esta sola, que tiene un padre.