domingo, octubre 02, 2005

queriamos tanto a joaquin

cuando empezaron a servir la merienda en el jardín ella se fue para adentro, para evitar los rayos del sol. el comedor del palacio estaba fresco, solo lo habitaban las mosquitas de la fruta que no paraban de revolotear sobre las mayólicas. se sentó en el borde de un escalón a descansar. al rato sintió los pasos de alguien que se acercaba. era un niño gordito, de unos diez u once años, medio pelirrojo y con una camiseta amarilla. parecía no estar interesado en la filmación. posiblemente era el hijo o el nieto del portero del palacio. no dudó un instante para iniciar una conversación : venga, le voy a mostrar algo. subió un tramo de la escalera y ella lo siguió. sobre la pared, a pocos metros estaba el sensacional cuadro. es un sorolla, dijo el niño con satisfacción. joaquín sorolla, vale mas o menos un millón de dólares según cotización de christie's, acotó por si había alguna duda sobre la calidad de la información que manejaba a su corta edad. ella se quedó admirando el cuerpo de la mujer retratada y el gordito siguió subiendo hacia el segundo piso. sígame, aquí hay dos más. los cuadros de la planta alta eran más afectados, un poco más complacientes que el primer desnudo. seguramente obras por encargo de los antiguos dueños de casa. mi favorito es el de abajo, opinó el pequeño. ¿ te gustan las cosas antiguas ? si, los templarios sobre todo. ¿ y la pintura ? ¿ te interesa la pintura ? más o menos, me interesa la historia, la edad media, las cruzadas, el siglo de las luces. ella se acordó de la charla de esa mañana con su novio de turno, un auténtico analfabeto, a propósito de un tema absolutamente banal, su marca favorita de ropa. ¿ cuantos años tenés ? siete, dijo el gordito. entonces bajó al patio y se comió un sándwich de pan de nuez y queso.

del reglamento de la abuela en contra de los avaros

1. recuerda siempre que el hombre que teme que un cocodrilo le rebane la mano cuando la mete en el bolsillo, tampoco se sentirá propenso a compartir otra zona del interior de su pantalón. 2. la pérdida del tiempo es uno de los placeres de la vida a los que la mujer, alguna vez debe entregarse. pero eso no implica que lo haga en compañía de un espécimen que solo es capaz de gastar el suyo en contar monedas. 3. las relaciones sexuales y la economía son primas hermanas. quien es generoso con su dinero lo será con su tiempo, su piel y su deseo.