miércoles, julio 06, 2005

gracias por venir

quedamos embutidos en la nave central de la capilla. quietos y apretados. unos encima de los otros. casi sin respirar. son las tres y media de la tarde de un sábado helado. no cabe un alfiler pero siguen llegando oyentes. en el altar, el coro de niños y jóvenes de san ignacio de moxos despliega su maravilla barroca. no vuela una mosca hasta el instante de la ovación. el publico, está suspendido en una alfombra voladora que tejen esas voces, esos solos femeninos, esos vaivenes increíbles que mixturan los coristas. el final es apoteótico. las vestimentas tradicionales del lugar, los instrumentos indígenas, el aire barroco en la composición, el movimiento y los bailes, la gracia del conjunto, el exotismo de las plumas en penachos y los colores vibrantes de la selva. todo suma y se agradece. la experiencia es arrolladora. es como si estuviéramos ahí, en el medio del pequeño poblado, con el calor y las alimañas de la misma selva mirándonos con desconfianza desde la maleza. como si alguien se acercara, en ese paraíso desconocido, a darnos un abrazo y un largo beso en la boca.