jueves, agosto 25, 2005

a las nueve, pasa el hombre de tu vida

salió bajo la llovizna, apenas resguardada por su sombrerito rojo. a unos pasos, iba él, con la camperita levantada que dejaba a la vista los bolsillos traseros, con pespuntes amarillos, del jean. sus ojos lo persiguieron, embelesados. era del mismo tamaño que aquel oso que nunca le habían podido comprar sus padres, el que estaba en la vidriera de la farmacia cuando era chica. un peluche estilo teddy que mediría unos cuarenta centímetros. este juguete no era de peluche, no tenia cuerda, no tenía un mecanismo que le permitiera decir ma-má . era un humano, pequeño al extremo, pero humano. con sentimientos, con emociones, con unas lindas manos. con unos zapatos lustrosos, seguramente un talle 43. lo siguió bajo agua por algunas cuadras, esperando que él la registrara en algún momento. pero no sucedió. dando un saltito se metió en el hall de un edificio y desapareció por el corredor de los ascensores. ella quedó afuera, con la mirada de tristeza del cachorro en la vidriera de una tienda de mascotas.