miércoles, marzo 30, 2005

ara pacis

caminaban ensimismadas, alrededor de la enorme pieza de mármol tallado dos mil años antes que ellas llegaran al mundo. en la silenciosa habitación de cristal, no había nadie más. recorrieron cada una de las imágenes que retrataban, como si fuera la foto de un asado familiar, a todos los parientes del emperador augusto. todos caminando en sentido horario alrededor de las caras perpendiculares al piso de un prisma de color cremoso. las togas de las damas, las sandalias de los niños, posiblemente nietitos del homenajeado y cuantos detalles más de esas personas que en vida fueron auténticamente inmortalizadas gracias al talento de un escultor ignoto. acababan de desembarcar en roma y salieron a estirar las piernas. por azar llegaron hasta ahí, ahora estaba paradas frente al más prestigioso relieve de la historia del arte. les dijeron que los trozos de este espectacular monumento fueron dispersos por el mundo y vendidos en ferias, enterrados y también exhibidos con orgullo en grandes museos europeos por mucho tiempo. algunos de estos pedazos, fueron asombrosamente devueltos por sus supuestos propietarios, para volver a formar parte de esa narración simple y conmovedora, de la vida.