domingo, diciembre 12, 2004

llevo el estigma

es incómodo admitirlo a veces, pero Sigmur me desenmascaró : soy optimista. tanto que corro el peligro de ser discriminada por los intelectuales con los que suelo cruzarme en la vida. porque no está bien ser así, no se usa, no corresponde. ser optimista es mucho más grave que cualquier cosa, ni tomar mate dulce puede compararse con el estigma de ser optimista, lo que conduce rápidamente a que también soy chonga. bailotear en mi living sin motivo aparente, cantar " tu veneno " en la ducha o batir una cantidad inmoral de daikiri de frutillas son rasgos de mi personalidad que debo ocultar si quiero ser aceptada por la grey de mis contemporaneos iluminados. en uno de mis arrebatos de franqueza tapicé una pared con fotos de calendario de bruce lee sin camisa o en musulosa, aquellas en las que el ídolo me mira profundamente a los ojos. de esta manera evito subir a mi casa a algún ser que investigará entre mis discos y libros. si tuviera chance de nacer de nuevo sería una peluquera tetona, el pelo dorado a consecuencia del peróxido y una selección de temas de Elton John para cortar el pelo al mango. todos los fines de semana tendría un candidato distinto lleno de cadenas doradas en el cuello para ir a Makao a sacudir el esqueleto. pero bueno, la vida es así de injusta y la ciencia no nos da la certeza de la reencarnación. asi que aqui conviven ambas, la pública y la privada.