viernes, junio 02, 2006

es mía y a mucha honra

a esa altura del partido la joroba era una parte de si que aceptaba y estimaba. le había empezado a asomar cuando solo tenía dos años y había tenido que aprender a acostarse de modo tal que no le interrumpiera el sueño o la respiración. tiempo después, haber tenido esa especie de quilla había empezado a tener su encanto. había quedado en el recuerdo aquel cumpleaños de quince en que un muchacho se la acarició por primera vez mientras stevie nicks cantaba dreams, en una grabación de los tiempos en los que no tenía aun la voz filtrada por escocés. la joroba tenia su propia sensibilidad, independiente de la espalda. en los días de humedad se hacia notar, como si fuera una antigua fractura de peroné, suave pero insistentemente. cuando venían los fríos, era la primera que convenía abrigar, porque los estornudos originarios en la joroba no se curaban en todo el invierno. a veces, en los tiempos escolares sentía a su paso que la gente hacia comentarios, entonces se lavaba un poco salteado el interior de las orejas y con eso evitaba enterarse del contenido malévolo de aquellos dichos. era preferible pasar por sorda que andar amargada por la vida.