lunes, mayo 23, 2005

viejos en championes

hace dos días me encuentro con muertos por la calle. intelectuales que alguna vez traté pero que, supuestamente, murieron y alguien los lloró y alguien los enterró hace un tiempo. anoche viajaba en un taxi rumbo a pocitos y vi a marosa, a marosa di giorgio caminando olímpica con su tapado de cuello de piel sintética y su abundante cabellera colorada. traía sus lentes y su aire de poeta perdida en el universo. como siempre. eran las nueve de la noche y era marosa, nuestra escritora más exótica, más inquietante, más original. pero viva. hoy salí de una reunión y caminé rumbo a un café de costa rica. en el camino divisé dos hombres viejos en la puerta de un restaurante, leyendo el menú que estaba pegado en la vidriera. el bajito era hugo alfaro. hace casi diez años que se murió. era editor de un semanario y también escritor. le gustaba caminar por la vereda del sol. si bien alguna vez tuvimos diferencias nos tratamos siempre con afecto. no se que tal le caería el menú del restaurante, ni conozco a su amigo, tal vez sea otra persona del mas allá. es la primera vez que veo a muertos conocidos pero no es la primera vez que me cruzo con gente o seres que no existen a los ojos de los demás. la navidad del año noventa y nueve la pase con amigos bajo un árbol gigante en la casa fabulosa de un artista. a medianoche todos salieron a ver los fuegos a la vereda y yo me quedé recostada en una hamaca paraguaya. entonces pasó un nomo gordo y algo viejo vestido con un trajecito de tela color aluminio y championes, como si tuviera una fiesta de disfraces de duendes o un show exótico en atlantic city.