martes, febrero 08, 2005

ojo de plástico azul

voy en su mercedes blanco rumbo al cerro. sus dos inconmensurables tetas sobre el volante no son suficientes para que olvide, ni por un segundo, que voy con un hombre. el sutil chasquido de sus múltiples cadenitas de oro, la forma de apretar el embrague, los rebajes previos a cada curva, transpiran una masculinidad imposible de camuflar con simple maquillaje. manejando, es esa mezcla de corredor de pista con camionero joven. de mina, nada, ni una duda a la hora de dominar la máquina. usa el pelo negro y largo batido con el popular " amasado " de finales de los ochenta, tras el que se descubre una nariz fina y puntiaguda que, por encima lleva dos ojos turquesa descartables, por debajo un mentón definido de esos que hay que afeitar con navaja cada mañana. soy un ratón hipnotizado por una bella serpiente. en el viaje repasamos hitos de su biografía. la entrevista de la cnn en la que armó una puesta en escena de su vida privada, un escenario lujoso que incluía extras haciendo de mucamos, choferes, mayordomos y limusina. hablando de su profesión el estilo es serio, respetuoso y eficiente. le gusta el dinero y sabe como ganarlo pero lo pierden las plumas, el espectáculo, el arte. me habla de su hijo, un bebé que alguien dejó con una carta en la puerta de su casa y del ejemplo que aspira darle para que se haga hombre mientras se cría, resguardado de su exótica influencia, en otro hogar. voy a asistir a un acontecimiento frecuente de su vida íntima y cotidiana pero inédito para mi, estoy curiosa y expectante. llegamos. nos espera otro amigo con tetas, pero de rasgos fuertes, carente de producción y sin uñas esculpidas. es un hombretón de pelo crespo de un marrón común, piernas chuecas y tetas mínimas hechas con silicona de ferretería. al no sentirse suficientemente agraciado se hizo profesional : es la depiladora. su vida diaria transcurre sin adorno ni make up, solamente su espátula cargada de cera tibia que no deja ni pelo ni raíz, en la quijada.