lunes, mayo 21, 2012

mujer


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domingo, mayo 13, 2012

la hoguera de las vanidades

algunas cartas estaban apareciendo bajo montones de papeles. cartas con confesiones, cartas con cuentas, cartas que pedían cosas absurdas, por carta. era muy difícil clasificar aquellos papeles entre insignificantes y necesarios. la mayoría, quedaba en un limbo con un cartel “después resuelvo”. en todos aquellos papeles, debía estar aquel inspirado verso que le había mandado el personaje mítico una noche en un bar, intentando que con ese simple trozo de papel bastara para que lo siguiera hasta la cama de su hotel. en esos tiempos, no era suficientemente rocker llevarse a una mujer con una propuesta en servilleta, si bien ese sistema ya habría funcionado con alguna otra parroquiana de este lado del río, de las que poblaban los candombailes de los ochenta. pero nunca había estado en un candombaile y ni siquiera había mirado al autor de la nota que esperaba acodado en la barra, precedido por su fama musical. era un momento, muy extraño en el que tenía que tomar decisiones drásticas. eliminar las huellas de los últimos treinta años y tal vez, empezar de cero. en sus papeles, estaban las promesas. muchísimas promesas que se había hecho a si misma, que le habían hecho, que había construido con otros ilusos, con otros ingenuos, con vaya a saber cuánta gente. todo lo que era y también todo lo que no había podido ser, estaba en esos papeles. tirar todo eso a la basura, podría ser muy bueno para no tener que pensar más. clasificar, era una suerte de tortura. pensaba en aquellos estudiantes que se la tiraban a biógrafos, aquel periodista sin brillo que se lanzaría a escribir un libro para salir del ostracismo y en todos los que podrían disfrutar de ese archivo lleno de poemas de otros, de originales inéditos, de libros de otros, de guiones sin filmar, de dibujos dedicados y otras tantas cosas. por un lado, le gustaba la idea de dejar todo ordenado, especialmente organizado para que algún día alguien lo leyera. pero esa idea de controlarlo todo, le pareció indecente. cualquier organización sería una forma de editar la historia y no estaba de ánimo para generar esa intervención. tiraría todo al fuego, un invierno alcanzaría para borrar esa historia y empezar rápidamente, a escribir otra.