viernes, marzo 11, 2005

no lo hagas con tu mascota

pasaba de medianoche y en la avenida había muy poco movimiento. venia caminando despacio después de un día de mucho ajetreo. no había recibido ninguna noticia excelente, tampoco una muy mala noticia. no se había enamorado. no había esculpido unos maravillosos pies en mármol. no había probado un excelente nuevo tipo de café. tampoco se había podido embriagar con exóticos cócteles, ni siquiera con simples medidas de tequila. no había tomado alcohol. no había tomado nada. su cuenta no había sido engordada gracias a un suculento cheque. no la habían invitado para hacer un viaje a bordo de un lujoso crucero por el egeo. nadie le había dejado dar una vuelta en su lamborghini ultimo modelo. no le habían hecho un masaje inolvidable y tampoco se lo había dado a otro. a pocos metros de su casa estaba el camión cisterna lavando la vereda, un empleado semidormido, con un pucho en la boca y una manguera de alta presión y el espectáculo de las gotas aterrizando en el granito rosa. arrimó sus zapatitos rojos al escalón de entrada de un edificio y una vez que los vió, como a dos hijitos fuera del peligro de una catástrofe, corrió hacia la lluvia hasta sentir que aquel chaparrón violento la atravesaba de un lado al otro.