jueves, agosto 18, 2011

10 dias sin besar

al principio fue una ampollita que estaba encima del labio y molestaba. entonces se la rascó y pareció romperse. esperó unos días y la ampollita se convirtió en una mancha roja de forma triangular. discreta pero con cascarita. buscó y se enteró que su sospecha estaba a punto de confirmarse: herpes simple. una diminuta porquería contagiosa de esas que no se pueden sacar, ni maquillar, ni curar con velocidad. esa misma tarde, después que durmió la siesta, la peste se habia extendido al borde del labio inferior. la muy infeliz, se duplicaba. por un momento temió que la invasión de la mancha la terminara tapando, pero no había marcas en otras partes del cuerpo. no importaba, lo de la boca, era imperdonable. empezó a pensar cual podría ser el origen de la peste,quizás había estado nerviosa en los últimos días, tal vez le habían bajado las defensas. creyó que nunca se agarraría esa peste, que era la que se agarraban los blandos o los que se inmuno-deprimen. después recordó en un encuentro reciente, con un casi desconocido y la frase de aquella amiga, que le dijo : “ esto me lo hizo un sucio “, con respecto a un mal contagioso de por vida. cuanto más lo odiaba, la marca se extendía más. pero las cosas no terminaron tan mal, alguien le pasó el nombre de una medicación super poderosa, carísima, que en menos de 48 horas le borró cualquier muestra ingrata. cuando volvió a registrarse la cara y todo estaba limpio, pensó de que manera podía agradecer semejante milagro. tal vez contratar una batería de murga para que honrara a la divinidad de la piel, quizás llevar un mazo de ruda a la estatua de santa rita para asegurarse una sagrada distancia a aquel infeliz.