domingo, marzo 06, 2005

pega homem

era un sábado caluroso. vagabundeaban por una galería decadente del centro después de almorzar en casa de los padres de él. de puro aburridos, se metieron a revolver en un negocio de variedades donde abundaban las pócimas y los inciensos. entonces él encontró un frasquito que decía pega homem y contenía una especie de elixir brasilero de la felicidad. se rieron un poco y como era muy barato, lo compraron. de vuelta a casa, en el ascensor, él le puso un poco. fueron sólo dos gotas en el cuello. el olor era bastante fuerte, no desagradable, solamente intenso. cuando llegaron al corredor él estaba muy excitado y empezó un juego que los hizo reír y girar por el piso como dos dementes desnudos muy calientes. en la radio de una vecina sonaba azuquita la potencia a todo volúmen mientras que en el piso se desabrochaban las consecuencias de la magia mandinga. ella sentía que era la misma pero él estaba diferente: desinhibido, divertido, desatado al fin. se preguntaba si era pura sugestión o un milagro afro-brasileño. cerró los ojos y lo dejó ser distinto, aunque fuera sólo por una hora. al verlo poseído por demonios extranjeros creyó que todavía lo amaba. mañana iría otra vez por la tienda y compraría dos frascos más.