miércoles, febrero 16, 2005

todo todo mal

había empezado el verano y como hacen las chicas de balneario todos los años, había dejado con mi novio de invierno. tal vez por eso me animé a ir hasta la casita en el medio bosque a escuchar un ensayo de la banda. puedo decir que sonaban fuerte y apestosamente mal pero les pedí que tocaran todo el repertorio. no se parecían en nada a hendrix que era uno de mis referentes favoritos. pude darme una idea de cuales serian las canciones salvables y cuales eran realmente inaguantables para el posible público. así que hice una lista de ocho temas y les sugerí que dejaran los otros veinte para el segundo disco. habia llegado ahí precedida por la fama que me había dado la organización de las más exitosas fiestas estudiantiles del año anterior y a pesar de no ir al mismo liceo, mi nombe había corrido como una garantía de calidad y eficiencia. cuando me iba en la bicicleta le confirmé al líder de la banda que si, que podría ser su manager. el se sonrió como si estuviera hablando con un profesional y no con una chica de dieciséis que intentaba aparentar los dieciocho. algunas canciones me avergonzaban más que otras, pero intenté, después de un mes metida en los ensayos, que mejoraran al punto de poder ser interpretadas sin que toda la platea se escapara. entonces salió un toque en un cine a treinta kilómetros de alli . había unas doscientas personas y fuimos en el micro de línea. en ese momento yo ignoraba que el estilo de mi banda, la que yo representaba con tanto orgullo, era absolutamente punk. todo todo mal, todo todo mal era uno de los estribillos mas pegadizos de aquel grupo heterogéneo hasta a la hora de vestirse. a mi me gustaba el batero, mucho. creo que tenia catorce pero yo sabía que no debería confundir negocios con placer y menos mezclarme con el escalón más bajo de la escala de una banda de rock. el trabajo era arduo y se notaban las mejoras así que viajamos a la capital a grabar un demo. el estudio era de esos alfombrados, tenia un piano blanco de cola, totalmente pretencioso y un morenito en las teclas con anteojos y pelos largos que cantaba “ imagine “, tratando de impresionarnos. el que grababa se llamaba blanquito si mi memoria no falla. hicimos dos canciones y volvimos al pueblo con el tesoro. yo planeaba una reunión con el dueño de una super productora argentina, un mito del negocio que había cargado parlantes para recitales de pescado rabioso y ahora representaba todo lo mas de lo mas en el negocio rockero. tenia claro que el país le quedaba chico al talento de mi banda. entonces al líder se le ocurrió tocar el timbre de mi casa e instalarse en el living de mis padres para encararme directamente con fines amatorios. acompañado del batero, claro, porque en el mundo del rock todo se hace dentro del grupo. rechazarlo frontalmente, con el tipo que me gustaba adelante, fue la situación mas incomoda de mi vida. la mas patética. la más loca si la veo el día de hoy. ahí se truncó, prematuramente, mi carrera de manager de rock.