miércoles, junio 21, 2006

inútil

ahí estaba, con el pasaje marcado para el día antes, inmóvil, indefensa, indignada por su propia torpeza. con las valijas en la mano, quieta frente a la empleada de la aerolínea. sin entender nada, sin entender como se las había ingeniado para perder el vuelo, para equivocarse en algo tan básico como una fecha. con ese dolor extraño que te da cuando conoces tu falla y la llevas lo mejor posible pero no podes ocultarla. porque las fallas no pueden ocultarse, solamente pueden maquillarse y brillar. pensó en todo lo que se desarmaba ahora que no podría viajar, pensó en la reunión que tenía marcada, en el cheque que le iban a dar, en el encuentro extraño que había marcado con un extraño. todo aquello se cancelaba en un segundo, en un simple parpadeo equivocado. en ese momento vulnerable, en el que no se atrevió a llorar por fuera, tuvo ganas de escuchar una voz de aliento pero no lo consiguió. solamente los cálculos de otra empleada de aerolínea sobre posibles opciones, horarios y precios para hacer, esta vez con exactitud, el viaje. pero todo se había perdido, todo estaba desparramado, como si un ladrón le hubiera tomado su vida y se la hubiera desperdigado por el piso para robarle el tiempo, el tiempo de su pequeña y tonta existencia. un tiempo fútil tal vez a la vista de los demás, pero indispensable para sentirse viva.

martes, junio 20, 2006

una vuelta mas al anillo

era una noche extraña, lluviosa y no muy fría. se arrastraba hacia el café cuando lo vio en la ventana. en aquella mesa y en aquella silla donde ella se había sentado aquel día que se habían vuelto a ver, en una de esas tantas idas y venidas que tenían en sus vidas. todo estaba envuelto en pequeñas acciones casuales, azarosas e inesperadas. ella iba al cine, él volvía del cine. una media hora podría servir de resguardo para la lluvia, de espera, de compañía. según quien redactara la nota. ahí estaban, mirándose poco, como esas parejas a las que se les gastaron alguna vez las miradas, después de tanto amor. ahí estaban, donde todo empieza y donde todo acaba. en el mismo lugar, con los años y esa paz perruna que da el tiempo entre los que se conocen mucho. hablando con confianza de otros amores, de otras vidas que se dieron mientras no estuvieron juntos. hablando de cosas más o menos importantes para dejar de lado las más pueriles, solo dignas de quienes coquetean con el tiempo y el espacio. como tantas veces, hicieron un plan que nunca cumplirian. la última vez, había sido tener un hijo, un plan que había surgido en esa mesa, en esas mismas sillas, entre las risas que acompañaban esos encuentros. dos viejos boxeadores que toman grapa con limón sin tener que recordar nada sobre los buenos tiempos. entonces él le habló de la casa de sus sueños. en un paraíso que habían descubierto casi juntos. un sitio que desaparecería pronto pero estaba lleno de mística. un rincón perdido en el mapa donde pensaba que debía estar. ella pensó un poco y le propuso compartir la compra. al fin y al cabo, no todos los días uno encuentra una casa en la que aterrizó un ovni.

domingo, junio 18, 2006

recetas del buen amor

unos metros más atrás, una pareja de unos treinta años, juega con un cascote de granito. uno se lo tira al otro a ver donde le acierta. apuntan a piernas, pelvis, pecho, cabeza…la piedrota va y viene en la noche. los dos traen la cena recién comprada en la rosticería de la esquina, resguardada en bolsas de plástico blancas. un retrato de la pareja moderna de regreso a casa. el cascote va y viene. se hablan con un cierto tono agresivo sin llegar a gritarse. ambos son altos, de clase media, seguramente marido y mujer. quizás se casaron hace un par de años. a esta altura ya pueden jugar con un cascote en público y agredirse mutuamente sin que a nadie conmueva este alto nivel de franqueza matrimonial. la piedra va y viene. a veces pierde parte de su masa en el empedrado de la peatonal. tal vez, en el futuro, un psicólogo visionario invente una terapia del cascote y revolucione, una vez más, el mercado de la autoayuda y la salvación humanas. una terapia basada en el simple acto de tirarse piedras con las personas que amas-odias. tan solo un cascote para resolver asuntos pendientes con tu media-naranja. algo barato y al alcance de todos. una piedrita para mantener el amor. un buen pedazo de roca en el marote, para evitar males mayores.

sábado, junio 10, 2006

revelaciones en la quinta

si bien pasaba horas frente a una computadora, no tenia paciencia para el chat. había probado cocinar casi todos los alimentos que se le habían cruzado, no tenia éxito con los repollitos de bruselas. a esa altura pensaba que la falta de paciencia la alejaba del chat y la falta de cariño, de los repollitos de bruselas. esos dos conceptos básicos para cualquier relación, eran los que a veces podían definir muchas cosas mas. paciencia y cariño. chat y repollitos de bruselas. en general uno le tiene paciencia a aquello que le tiene cariño pero también existe una apuesta paciente a algo a lo que uno puede llegar, después de un tiempo, a tenerle cariño. ¿ acaso la paciencia no es uno de los grandes ingredientes de las relaciones humanas duraderas ? ¿ podemos colocar en el lugar de los repollitos de bruselas a un amigo y a un socio en el sitio del chat ? ¿ y viceversa ? todo puede suceder cuando hacemos un intento para acercarnos a una persona y de pronto nos colma la paciencia. inmediatamente el barómetro del cariño cae hasta niveles absurdos. y esa persona con la que habíamos empezado una amable relación, se convierte en un repollito de bruselas o en una sesión de chat obtusa y aburrida. hay momentos en los que algunas personas se esfuerzan por convertirse en algo indeseable, tal vez por el miedo que les significa mostrarse tal como son. una suerte de embrujo que transforma al cobarde, en un repollito de bruselas. un verdadero prodigio.

domingo, junio 04, 2006

telemarketing y coronillas

llamo porque quiero saber si le llevaron la leña. espere un segundo que voy a preguntar. si, el jueves vino la leña. ah. porque ? porque el domingo voy a ir a su edificio a llevarle leña a su vecino y queria saber si a usted no le convendria tambien encargar leña. no, ya tenemos leña. pero tengo a peso con cincuenta el palo y estan muy secos, muy buenos. pero ya le dije que compramos leña. si pero el domingo voy a ir a su edificio al 204 y entonces....¿ cual es su apartamento ? como...? me llama y no sabe con quien esta hablando ? porque se la voy a llevar a juan carlos. bien, pero aquí no vive juan carlos y no queremos leña. claro, pero no se olvide que el domingo voy por ahí y tengo una leña a muy buen precio, seca y se la voy a llevar a juan carlos y si usted va a estar... ¿ estara el domingo usted en su casa ? mire esta no es mi casa. la dueña no está. no se si estará el domingo pero ya me dijo que no quiere leña. digame a que hora habra gente yo voy y se la muestro. ¿ todavía no entendió que aqui nadie quiere leña ? que no hay sitio para guardar mas leña en esta casa señor ademas no voy a estar, ademas la dueña no quiere comprar más leña. usted me esta tomando por idiota ? esta bien. pero no se enoje.

viernes, junio 02, 2006

es mía y a mucha honra

a esa altura del partido la joroba era una parte de si que aceptaba y estimaba. le había empezado a asomar cuando solo tenía dos años y había tenido que aprender a acostarse de modo tal que no le interrumpiera el sueño o la respiración. tiempo después, haber tenido esa especie de quilla había empezado a tener su encanto. había quedado en el recuerdo aquel cumpleaños de quince en que un muchacho se la acarició por primera vez mientras stevie nicks cantaba dreams, en una grabación de los tiempos en los que no tenía aun la voz filtrada por escocés. la joroba tenia su propia sensibilidad, independiente de la espalda. en los días de humedad se hacia notar, como si fuera una antigua fractura de peroné, suave pero insistentemente. cuando venían los fríos, era la primera que convenía abrigar, porque los estornudos originarios en la joroba no se curaban en todo el invierno. a veces, en los tiempos escolares sentía a su paso que la gente hacia comentarios, entonces se lavaba un poco salteado el interior de las orejas y con eso evitaba enterarse del contenido malévolo de aquellos dichos. era preferible pasar por sorda que andar amargada por la vida.