domingo, junio 05, 2005

margotita

la primera vez que ví, ella estaba en una película desnuda. superaba los setenta años y estaba arrugada como una pasita de uva. adoré a aquella vieja capaz de semejante audacia. la escena era totalmente desconcertante para el espectador y también, inolvidable. después supe que era cantante de tangos, no actriz. al año siguiente la vi entrar en un bar de buenos aires y la reconocí enseguida. estaba tomando un té helado en el tortoni cuando ella pasó, conversando con otra vieja. se veía estupenda con su pelo blanco y lacio, peinado con un pequeño y glamouroso rulito abajo y una flor colorada en el costado. tenía un estilo de los años cuarenta absolutamente perfecto, incontaminado. llevaba un vestido corto, turquesa con flores y un lazo ancho en rojo. estaba subida en tacos altos rojos con pulsera y cada ojo cargaba con las reservas de rimmel de occidente. en las mejillas, se esparcía el colorete con cierto capricho. la boca, esa promesa casi centenaria, era de un colorado rabioso. ella era como una embajadora estelar en un camposanto. todos los viejos del bar, los mozos y las medialunas de manteca parecían momificarse ante su presencia. llevaba todo el sol puesto, como un par de medias una tarde fresca.