domingo, junio 03, 2007

el cuento del violín

parecía un mal entendido. un timo gigante. una mentira de tamaño y extensión relevantes. impresionaba el uso que había tenido semejante estafa, durante años, como arma de seducción, status y diferenciación. era difícil resistirse a la historia del niño prodigio, al enano que deleitaba a las plateas de viejas enardecidas con las notas que arrancaba de su violín. los viajes, los teatros del mundo rendidos a sus pies, el profesor del método con nombre impronunciable, que tan bien había guiado sus pasos, el primer amor con una compañera de orquesta, los celos en el ambiente artístico, la soledad... la funda de aquel violín maravilloso, el cassette con una grabación de una pieza compuesta por él, todo era absolutamente romántico, en el sentido mas estúpido de la palabra. pues bien, todo aquello no era más que una mentira. siempre había sido un perro con el violín, no lo habían dejado tocar ni en la fiesta de fin de año de la academia cuando tenia seis años. ni siquiera en el jardín de infantes de los músicos lo habían dejado manifestarse. el resto de su carrera había sido consecuencia de las inversiones paternas en profesores cada vez mas caros e inescrupulosos a lo largo del mundo, que a su vez lo habilitaban a becas pagas en sus espacios de clase y lo aguantaban mientras el cheque se depositara puntualmente. esa carrera había sido breve y de final estrepitoso : solo tres años. apenas ingresado a la primaria de la música lo habían enviado a tomar clases de gimnasia, cerámica o cualquier otra cosa que no fuera de carácter artístico. pero la familia había cuidado el mito hasta casi cumplidos los dieciocho, pagando excursiones dos por tres a playas caribeñas en las que el hijo llevaba, a modo simbólico, el estuche del violín.