domingo, junio 18, 2006

recetas del buen amor

unos metros más atrás, una pareja de unos treinta años, juega con un cascote de granito. uno se lo tira al otro a ver donde le acierta. apuntan a piernas, pelvis, pecho, cabeza…la piedrota va y viene en la noche. los dos traen la cena recién comprada en la rosticería de la esquina, resguardada en bolsas de plástico blancas. un retrato de la pareja moderna de regreso a casa. el cascote va y viene. se hablan con un cierto tono agresivo sin llegar a gritarse. ambos son altos, de clase media, seguramente marido y mujer. quizás se casaron hace un par de años. a esta altura ya pueden jugar con un cascote en público y agredirse mutuamente sin que a nadie conmueva este alto nivel de franqueza matrimonial. la piedra va y viene. a veces pierde parte de su masa en el empedrado de la peatonal. tal vez, en el futuro, un psicólogo visionario invente una terapia del cascote y revolucione, una vez más, el mercado de la autoayuda y la salvación humanas. una terapia basada en el simple acto de tirarse piedras con las personas que amas-odias. tan solo un cascote para resolver asuntos pendientes con tu media-naranja. algo barato y al alcance de todos. una piedrita para mantener el amor. un buen pedazo de roca en el marote, para evitar males mayores.