miércoles, agosto 24, 2005

marchando hacia ningun lugar

el sitio esta impoluto, forrado de espejos y alfombrado. adentro, hay una serie de máquinas donde las mujeres caminan como autistas, mirando al vacío de una televisión encendida con el volumen bajo. el mundo de la cinta de correr, un viaje infinito hacia ninguna parte. un viaje con destinos virtualmente previstos, distancias acordadas, velocidades en números rojos y cantidad de calorías consumidas. mucha información en ese universo que no avanza. la ilusión de tener el control, bajo techo, sin días de lluvia, sin piropos obscenos, sin la molestia del sol en los ojos, sin tener el viento en contra. en el recinto sagrado de las luchadoras contra la flacidez, donde se vencen las colas caídas, las panzas incipientes, los brazos flojos, no hay que distraerse para llegar al objetivo. en ese sitio las chicas se saludan y después, sudan. las hay de todas las edades y estilos, jóvenes y viejas. entrenadas e iniciadas. coquetas y sport. las expertas son las que usan guantecitos sin dedos para tomar las pesas. las novatas, las que no usan mallas de marca o zapatillas aeróbicas. todas son cómplices en el asesinato de las gorduras. algunas toman clases de steps, otras hacen localizada, otras no salen de la sala con la cinta. se anotan en una pizarra cuando llegan las horas pico y usan las demás máquinas con aire distraido, tratando de disimular la ansiedad, hasta que les llegue el turno.