domingo, octubre 30, 2005

domingo 2 a.m.

abajo, aguardan las mortales encerradas en sus remeras con puntos brillantes, prisioneras del brushing, el colorete y los tacos de inspiración arábiga. en el escenario, están ellos. rubios sensacionales, con las costillas marcadas y los músculos trabajados, meneando las caderas de forma inaccesible. al ras del piso, arrastramos los pies al son de la orquesta, intentando ser graciosas, apuntamos los culos al cielo, en señal de aprobación y disponibilidad sexual. en las alturas, ellos ignoran cualquier insinuación y se conectan con su show. a veces, se rozan entre ellos en un juego que parece ir más allá de la coreografía. en las mazmorras ellas aúllan impacientes, anhelantes de un gesto divino proveniente del olimpo de los dioses, mientras se ajustan los sostenes para simular más volumen, en un postrero intento por cotizar. sobre las tablas ellos entonan, corean y giran con una gracia infinita, inmortal. como un largo gusano, se mueve la cola de mujeres por el borde del escenario, reproduciendo pese a los zapatos incómodos, los pasitos de sus ídolos vestidos de blanco y ajustados hasta reventar. una nube de histeria planea sobre el lugar cuando el líder se saca la camisa y la revolea por encima de sus cabezas. hipnotizada por las serpientes que lleva tatuadas en los bíceps, alguna de ellas deja de respirar y directamente cae al suelo. y ahí quedará, estampada en el piso de damero de casa de galicia, hasta la hora en que lleguen los empleados a baldear el fin de fiesta con una buena mezcla de agua y cloro.

martes, octubre 25, 2005

tasa de embarque

el tipo pesa más de ciento cincuenta quilos, a lo que hay que sumarle los 43 de la samsonite llena de chucherias y un saco de cuero de gran porte que lleva sobre los hombros. se desplaza con la agilidad de un viejo ferry en el medio del rio. su simple presencia, anula todo lo demás, tapa, oculta, bloquea el aire con pesadez. ella camina, como el principe consorte, unos pasos más atrás. es muy pequeña y esta vestida con ropa cara, de sus manos florecen bolsas de papel, producto de su inocultable adicción al shopping. lleva la cabeza levantada, levemente apuntando hacia la oreja del mastodonte y con un tono quedo recita un conflicto que tuvo con la tarjeta de credito, algo por la cual su marido ni se inmuta. ella reza su gran pena en solitario,bordandola con cientos de detalles tan insignificantes como su voz. representan, uno mirando a la espalda del otro, las brillantes consecuencias de un matrimonio bien avenido.

domingo, octubre 23, 2005

no estoy desesperado

bastante ajeno a la invasión de un nuevo territorio en conflicto, se puso una corbata gris para asistir a la cita. esa tarde, había visitado al dentista quizás con el extraño deseo de tener, por ese simple hecho, una sonrisa sana y cautivante. el galeno, había aprovechado la ocasión para generarle un cráter de importancia, a la altura del 32. después, lo lleno con pasta mientras canturreaba algo de la radio y le dio la orden : escupa. nada parecía riesgoso a esa altura de sus planes. había encontrado un sitio apropiado para la cita, un traje bastante discreto y encima, llevaría una boca en buen estado por si la chica merecía, en algún momento, un poco de proximidad. en el bolsillo del saco guardo un par de guantes blancos que consideraba útiles pero tampoco indispensables. pasó por las flores que había encargado y se dio cuenta que el ramo era un poco más efusivo que lo que el hubiera querido. mientras caminaba hacia el club con aquel estruendoso arreglo pensaba en cuan comprometido estaría al darle a una mujer, semejante grupo de flores caras. pensará que estoy desesperado. que soy rico. que soy un imbécil. se aprovechará de mi. se reirá por siglos de este esperpento. los socios y mozos del club lo recordarían por siempre, en una mesa, tapado con un ramo, esperando a una mujer. quizás, lo mejor era achicar el ramo, pero estaba tan bien armado que resultaba difícil desprenderse de una flor. además, se sentía imposibilitado para elegir. con esos pensamientos cruzó arlington, se detuvo por tabaco. aprovechando un descuido, dejó en el mostrador del anciano chino el ramo de su vergüenza y se volvió, liberado, a casa.

martes, octubre 18, 2005

reglamento de la abuela para detectar un patán

1.el patán camina con las rodillas levemente flexionadas y arrastra, en general con aire desdeñoso, los tacos de unas botas texanas. 2.un auténtico patán nunca estará a las ocho de la noche vestido con un mono gris manchado de pintura o cal, con un reluciente anillo de casado, comprando carne para la cena. 3.un patán que se precie, fuma y además toma whisky en un vaso largo lleno de cubitos hielo. 4.el patán de pura cepa, puede ir al gimnasio. lo encontrarás cargándose a la profesora de spining o a las alumnas adolescentes, recostado en el aparato de remar o al pie del caminador. 5.el patán certificado, tiene un movimiento de cadera característico e inquietante que, más allá de tus principios de la moral y el buen gusto, puede parecerte atractivo. si los levi's bien calzados son tu perdición te aviso que estarás en problemas.

domingo, octubre 16, 2005

detras del sporting

en un rincón del parque había un campamento de ancianas sentadas en sillitas playeras. todas miraban hacia un viejo que estaba atendiendo la taquilla de los pony. como si fuera un gurú, un inspirador, un guía. en vez de veranear en boca ratón o en piriápolis, las viajas se vestían de tenis y se iban a acompañar al único integrante de su generación que contaba con el beneficio del trabajo. cada domingo se alineaban como si fueran a asistir a la final de un torneo de críquet, para acompañar a su héroe, directamente importado de cocoon. aquella la tarde estaba soleada, los niños chillaban en las hamacas del parque y otros se revolcaban en el arenero. la hilera de viejas damas no descuidaba su objetivo hasta la caída del sol. era entonces cuando airosas, montaban los pony y se volvían con el cabello al viento, cabalgando a casa.

jueves, octubre 13, 2005

maldito aparato

volvía a su casa después de pasar, las ultimas cuarenta y ocho horas, fuera. traía el pelo mojado y el cuerpo levemente tibio. el sol se asomaba insultante para aquella tímida primavera. en las paradas de los ómnibus, dos adolescentes se besaban sin parar bañándose en gigantescos lengüetazos. las siete de la mañana y el humo de la ciudad que aun no se intuía del todo. se había olvidado el teléfono, lo había desconectado y lo había dejado en la mesita de luz del casi desconocido con el que había pasado la noche. odiaba ese aparato y siempre que podía lo largaba en alguna parte. aprovecharía esta oportunidad para alejarse de el, para siempre. pero su partenaire de la noche anterior no pensaba lo mismo y la estuvo buscando durante todo el día, atendió sus llamadas y hizo todo lo posible por que recuperara el pequeño aparato. tirano, pensaba ella, cuando tenia que gastar un minuto en atender el celular. lo que podría haber sido un encuentro casual, único y perfecto se había convertido, de pronto, en una pequeña telenovela del desencuentro protagonizada por un teléfono móvil. al mediodía varios de sus amigos y un compañero de trabajo habían tenido charlas con el hombre amable de la voz gruesa que explicaba con sutileza que ella le había dejado el teléfono en la noche anterior. eso inmediatamente generaba una llamada a la casa de ella, con grabaciones llenas de risitas e ironía, grabadas en su contestador. mientras tanto, ella descansaba boca abajo, exhausta, en su cama.

sábado, octubre 08, 2005

no hay salida

recibía todos los días aquellas cartas llenas de intimidades que la intimidaban. por reflejo, respondía con el mismo nivel de familiaridad y destapaba aspectos de su vida de los que se guardan en el cajoncito más recóndito de la mesa de luz. ese grado de desnudez extremo se parecía mucho al que arriesgaba cuando se enamoraba de alguien. pero este no era el caso y sentía que estaba corriendo un riesgo extraño, inesperado e innecesario. abrir el alma en dos a un desconocido con el que solo había tomado un café. ¿acaso ese café era un argumento suficiente para darle tanta información? si, el café habilita todo, es como una puerta sin llave, un candado violado o una barrera caída después de la tormenta. el café puede con todo esto y mucho más. es un vehículo que no admite límites ni guardas. nadie se puede salvar de lo que pasa después del café. después del café solo puede haber sexo. después del café, solo puede haber amor. después del café solo puede haber perdón. después del café solo puede haber rutina. después del café solo puede haber adiós. después del café, solo puede haber olvido.

martes, octubre 04, 2005

intentemos con el gres

allí estaban, paradas frente al mural de gres, haciendo un esfuerzo sobrehumano para que el arte las penetrara al fin. tras el intento de mirar la obra concentradas a una se le escapó un pequeño suspiro. la que estaba a su lado se tentó un poco y la más petiza soltó, definitivamente, una brutal carcajada. la manada de viejos de una excursión que venía arrastrándose por la rampa para inválidos las miró con reprobación. las tres jimenas no podían parar. la risa las había atrapado como una peste y las dejaba en evidencia frente al público afectado del pequeño museo. la guía abrió la puerta del salón de exposiciones y las observó. como si fueran un cardúmen de mojarritas en una botella de chandon brut se empujaron entre ellas, tratando de tomar aire para parar el estruendo, pero no fue muy efectivo. entonces se arrastraron hacia la puerta, riéndose cada vez, más alto.

domingo, octubre 02, 2005

queriamos tanto a joaquin

cuando empezaron a servir la merienda en el jardín ella se fue para adentro, para evitar los rayos del sol. el comedor del palacio estaba fresco, solo lo habitaban las mosquitas de la fruta que no paraban de revolotear sobre las mayólicas. se sentó en el borde de un escalón a descansar. al rato sintió los pasos de alguien que se acercaba. era un niño gordito, de unos diez u once años, medio pelirrojo y con una camiseta amarilla. parecía no estar interesado en la filmación. posiblemente era el hijo o el nieto del portero del palacio. no dudó un instante para iniciar una conversación : venga, le voy a mostrar algo. subió un tramo de la escalera y ella lo siguió. sobre la pared, a pocos metros estaba el sensacional cuadro. es un sorolla, dijo el niño con satisfacción. joaquín sorolla, vale mas o menos un millón de dólares según cotización de christie's, acotó por si había alguna duda sobre la calidad de la información que manejaba a su corta edad. ella se quedó admirando el cuerpo de la mujer retratada y el gordito siguió subiendo hacia el segundo piso. sígame, aquí hay dos más. los cuadros de la planta alta eran más afectados, un poco más complacientes que el primer desnudo. seguramente obras por encargo de los antiguos dueños de casa. mi favorito es el de abajo, opinó el pequeño. ¿ te gustan las cosas antiguas ? si, los templarios sobre todo. ¿ y la pintura ? ¿ te interesa la pintura ? más o menos, me interesa la historia, la edad media, las cruzadas, el siglo de las luces. ella se acordó de la charla de esa mañana con su novio de turno, un auténtico analfabeto, a propósito de un tema absolutamente banal, su marca favorita de ropa. ¿ cuantos años tenés ? siete, dijo el gordito. entonces bajó al patio y se comió un sándwich de pan de nuez y queso.

del reglamento de la abuela en contra de los avaros

1. recuerda siempre que el hombre que teme que un cocodrilo le rebane la mano cuando la mete en el bolsillo, tampoco se sentirá propenso a compartir otra zona del interior de su pantalón. 2. la pérdida del tiempo es uno de los placeres de la vida a los que la mujer, alguna vez debe entregarse. pero eso no implica que lo haga en compañía de un espécimen que solo es capaz de gastar el suyo en contar monedas. 3. las relaciones sexuales y la economía son primas hermanas. quien es generoso con su dinero lo será con su tiempo, su piel y su deseo.