martes, diciembre 26, 2006
la navidad de sultan
martes, diciembre 19, 2006
la importancia de tener bigote
sábado, diciembre 09, 2006
mi primer colectivo
domingo, noviembre 26, 2006
off marketing
domingo, noviembre 19, 2006
aeropuerto 77
domingo, noviembre 05, 2006
no te lo comas
sábado, octubre 14, 2006
los martes, orquideas. los lunes, asalto.
miércoles, septiembre 27, 2006
sandra y celeste
domingo, septiembre 24, 2006
las vueltas que da la vida
jueves, septiembre 14, 2006
eres perfecto
sábado, agosto 26, 2006
fóbica
sábado, agosto 19, 2006
ataque de cursi
sábado, julio 22, 2006
romántica
sábado, julio 15, 2006
soy cool
martes, julio 11, 2006
vacaciones en ny
miércoles, junio 21, 2006
inútil
martes, junio 20, 2006
una vuelta mas al anillo
era una noche extraña, lluviosa y no muy fría. se arrastraba hacia el café cuando lo vio en la ventana. en aquella mesa y en aquella silla donde ella se había sentado aquel día que se habían vuelto a ver, en una de esas tantas idas y venidas que tenían en sus vidas. todo estaba envuelto en pequeñas acciones casuales, azarosas e inesperadas. ella iba al cine, él volvía del cine. una media hora podría servir de resguardo para la lluvia, de espera, de compañía. según quien redactara la nota. ahí estaban, mirándose poco, como esas parejas a las que se les gastaron alguna vez las miradas, después de tanto amor. ahí estaban, donde todo empieza y donde todo acaba. en el mismo lugar, con los años y esa paz perruna que da el tiempo entre los que se conocen mucho. hablando con confianza de otros amores, de otras vidas que se dieron mientras no estuvieron juntos. hablando de cosas más o menos importantes para dejar de lado las más pueriles, solo dignas de quienes coquetean con el tiempo y el espacio. como tantas veces, hicieron un plan que nunca cumplirian. la última vez, había sido tener un hijo, un plan que había surgido en esa mesa, en esas mismas sillas, entre las risas que acompañaban esos encuentros. dos viejos boxeadores que toman grapa con limón sin tener que recordar nada sobre los buenos tiempos. entonces él le habló de la casa de sus sueños. en un paraíso que habían descubierto casi juntos. un sitio que desaparecería pronto pero estaba lleno de mística. un rincón perdido en el mapa donde pensaba que debía estar. ella pensó un poco y le propuso compartir la compra. al fin y al cabo, no todos los días uno encuentra una casa en la que aterrizó un ovni.
domingo, junio 18, 2006
recetas del buen amor
sábado, junio 10, 2006
revelaciones en la quinta
domingo, junio 04, 2006
telemarketing y coronillas
llamo porque quiero saber si le llevaron la leña. espere un segundo que voy a preguntar. si, el jueves vino la leña. ah. porque ? porque el domingo voy a ir a su edificio a llevarle leña a su vecino y queria saber si a usted no le convendria tambien encargar leña. no, ya tenemos leña. pero tengo a peso con cincuenta el palo y estan muy secos, muy buenos. pero ya le dije que compramos leña. si pero el domingo voy a ir a su edificio al 204 y entonces....¿ cual es su apartamento ? como...? me llama y no sabe con quien esta hablando ? porque se la voy a llevar a juan carlos. bien, pero aquí no vive juan carlos y no queremos leña. claro, pero no se olvide que el domingo voy por ahí y tengo una leña a muy buen precio, seca y se la voy a llevar a juan carlos y si usted va a estar... ¿ estara el domingo usted en su casa ? mire esta no es mi casa. la dueña no está. no se si estará el domingo pero ya me dijo que no quiere leña. digame a que hora habra gente yo voy y se la muestro. ¿ todavía no entendió que aqui nadie quiere leña ? que no hay sitio para guardar mas leña en esta casa señor ademas no voy a estar, ademas la dueña no quiere comprar más leña. usted me esta tomando por idiota ? esta bien. pero no se enoje. |
viernes, junio 02, 2006
es mía y a mucha honra
martes, mayo 30, 2006
paseando por la bella
sábado, mayo 27, 2006
los trucos de un viejo zorro
ahí estaba osvaldo, enfrentado al espejo y a mi cabeza medusa enredada de espeso pelo marrón. solo, como clint eastwood en el duelo final de un spaguetti western, munido de un cepillo redondo numero uno. como si tuviera una 22 o un revolver de juguete con fulminante. arma insignificante si las hay. trataba de hacer pesar su veterania, su don de lobby, pero eso no podría alcanzar para satisfacer mis exigencias. el lo sabia. yo lo sabia. pero seguíamos ahí, perdiendo tiempo en el espejo principal de la peluquería, yo con la cabeza mojada y arrepentida de haber entrado, él con la duda pertinaz sobre su capacidad de dominar mi pelo. nunca admitiría que no sabia peinarme. que no tenia la mas mínima idea de cómo pulir una punta del cabello. ni las más mínima. por esa razón saltó sobre una planchita de láser que guardaba, para casos de emergencia, en una cajita cartón. enchufó el aparato y empezó a rostizarme el pelo hasta que tocó mi oreja y mi pequeño gritito más el olor a carne quemada lo desanimó un poco. ni la tecnología podría evitar aquella evidencia : no sabía peinarme y era el dueño, amo y señor del salón de belleza. de allí salían las mujeres aduladas y mal peinadas a la calle, peor cortadas y mucho peor manicureadas. de su templo, el que dominaba desde su metro noventa de altura y sus aires de duque en el exilio. entonces utilizó el truco más antiguo : la conversación. ese que no usan las peluqueras jóvenes de cortes desmechados que generalmente me atienden, porque sólo tienen tiempo para aplicar la técnica y recibir la propina. osvaldo podía darse el lujo de demorar aunque ya fuera de noche. hacer preguntas, comentarios graciosos y movimientos totalmente falsos alrededor de mi cabeza, como si estuviera ocupado con el diseño de una planta nuclear. idas y venidas con el mini cepillo, retorcidas inútiles del pelo y esa frase matadora que todo lo puede : “ pero que ojos tan preciosos tiene “. |
miércoles, mayo 24, 2006
big mama
cuando la conversación habia tomado el rumbro correcto y estaban encargadas las verduras a la parrilla, la pata de pollo dorada y el acompañamierto, escuchó la más extraña sinestesia que alguien le hubiera pronunciado en su cara, impunemente. su anfitrion, era un hombre sofisticado, de esos que usan perfume un domingo en la mañana. después de hablarle de un artista al que le tenia respecto, remató con el comentario : tiene un auto como el mio. despues, se detuvo a decribir el modelo de land rover. a partir de esta pequeña coda, de esta frase breve y quizas insignificante, ella quedo fuera de la conversacion. distraida, lejana, ausente de cualquier pensamiento lucido. quedó vacía solo de escucharlo. como si le hubiera extirpado con la lengua aquel remedo de buen gusto que trataba de conservar. miró a la vereda y vio pasar otro carrito con basura, otro adolescente sucio con una gorra maltratando a un matungo. detrás, un cartel naranja emulaba la señalética de alguna ciudad alemana : montevideo de todos. somos como frankfurt pero con basura y gente miserable comiendola de los tarros. pero nuestros carteles nos ayudan a creer que somos casi alemanes. después miro el plato aun vacio, las mangas del saco de fino cashemire que habia sacado de su ropero. una pieza que habia comprado de las manos de la diseñadora. una especie de joya que habia mantenido envuelta durante un año esperando la oportunidad para lucirla. a esta altura, algo casi sagrado. empezó a recordar como esta prenda maravillosa ahora se habia convertido en bufanda, en chal, en saquito, en lo mas cotidiano de lo cotidiano. en esos pensamientos encargó a su alma a la espera del gesto del parrillero, la gestión de la moza y la definitiva digestión del almuerzo. |