miércoles, septiembre 14, 2005

ojo con la mancha

tenia una vocación marcada hacia la mácula. para él, mancharse era un atributo de su agenda al que rendía honor días laborables y feriados, fechas patrias y fechas intrascendentes. desde que había tenido el gusto de respirar se manchaba constantemente. todas sus fotos familiares incluían un espacio en el que se podía detectar el paso de vino derramado sobre su camisa blanca, un poco de salsa bechamel encaramada sobre el ojal, una mancha de coca cola bajo la barbilla. cuando no lo lograba con su propio vestuario se las ingeniaba para manchar a otros. a veces los demás un poco sorprendidos, no lo tomaban muy bien. pero el contaba con una lista interminable de recursos para hacer de su cualidad, una virtud entretenida. además de advertirlo a los recién llegados cada vez que se acercaba el momento de departir un almuerzo, estaba acostumbrado a sacarlo como tema de conversación en estrenos y vernisagges cuando le pasaba la copa a una linda rubia de manera de romper el hielo. si bien desconfiaba del poder de su defecto a la hora de seducir, durante las soleadas tardes de enero especulaba con encontrar algún día a su opuesto complementario perfecto. una mujer que fuera capaz de borrar una a una cada mancha de su vida.