domingo, diciembre 25, 2005

navidad en el circo II

esta navidad se cumplieron dos años desde que la mujer barbuda se fue del circo. dejó dos hijos púberes, en plena edad en la que explotan los granos, se desordenan las hormonas y se mojan algunas noches, las sábanas. nadie supo mas de ella y en el circo parece haberse tejido una espesa cortina de humo, en carreras dobles y con doble aguja, como para que nadie preguntara o investigara al respecto. pero el tiempo corre más rápido que bonito y todos empezaron a notar, al final de la primavera, lo que algunos temían. la hija mayor de amanda, la mujer barbuda más sexy de la vida circense de américa latina y el caribe, seguía los pasos de su madre. la espalda se le curvaba con gracia y lucía sin reparos unas generosas y femeninas caderas que competían con una pechuga abundante y firme. la hija putativa de arto, el payaso alcohólico que hacia años había abandonado el circo para dedicarse a la investigación de los números primos, también lucía la sombra de una barba incipiente. en el carromato de los enanos se organizó una junta y las decisiones corrieron pronto por la cena de los changadores, los que alimentan a las fieras y los que arman la estructura de la gran carpa. beatriz empezaría a ensayar el número que hizo famosa a su madre. una aparición rodeada de misterio, con luz de bengalas, lluvia de estrellas y capa negra. nadie podría estar a menos de dos metros de la mujer barbuda, nadie podría ver sus ojos sin antifaz, nadie podría acariciar su pelo negro, largo y ondeado, al mejor estilo de las divas de hollywood en los años cincuenta. mientras tanto, jacob, su hermano gemelo, cosía con esmero unas mallas negras llenas de estrellas y red. el talento del gemelo había quedado claro desde sus primeros muñecos de trapo, vestidos de batman y robin, fabricados a los siete años. un genio para vestir a los demás, que no aplicaba en su propia vida. jacob siempre estaba enfundado en rotosos pantalones de pana verde oscura con una camiseta del mismo color que algunos creían haberle visto alguna vez a arto. a pesar de su corta edad, beatriz asumía su rol y no se dejaba ver en las inmediaciones del circo como otros artistas. el misterio, era parte de su negocio. por esa razón se quedaba durante el día en el carromato que era de su madre mirando dibujitos animados en nikelodeom.