domingo, octubre 16, 2005

detras del sporting

en un rincón del parque había un campamento de ancianas sentadas en sillitas playeras. todas miraban hacia un viejo que estaba atendiendo la taquilla de los pony. como si fuera un gurú, un inspirador, un guía. en vez de veranear en boca ratón o en piriápolis, las viajas se vestían de tenis y se iban a acompañar al único integrante de su generación que contaba con el beneficio del trabajo. cada domingo se alineaban como si fueran a asistir a la final de un torneo de críquet, para acompañar a su héroe, directamente importado de cocoon. aquella la tarde estaba soleada, los niños chillaban en las hamacas del parque y otros se revolcaban en el arenero. la hilera de viejas damas no descuidaba su objetivo hasta la caída del sol. era entonces cuando airosas, montaban los pony y se volvían con el cabello al viento, cabalgando a casa.