lunes, mayo 30, 2005

los artistas son tipos crueles

salieron totalmente borrachos. caminaban lento en la noche, rumbo a la calle colonia. habían comido hasta reventar. casi no quedaban existencias en las alacenas de la sibarita. adelante, iba el escultor, seguido del pintor y el artista incomprendido. dos maestros y un discípulo. el frío había barrido la noche, a excepción de una esquina donde dos viejos dialogaban. el escultor manoteo un gigantesco papel de un basurero y los envolvió como para regalo. el artista incomprendido los miró con aire de pena. el pintor le festejó la broma. siguieron caminando y el escultor, estaba envalentonado, quería seguir jugando. se retrasó un poco y los otros siguieron el camino. entonces tomó una gran bolsa de basura y se la reventó en la cabeza al artista incomprendido.

domingo, mayo 29, 2005

comida de artistas

en la mesa, había una colección de objetos pretenciosos, de los que uno no quiere que le toquen cuando llegue el momento de cenar. no es que desconfíe del diseño ergonométrico tallado por un esclavo balines, simplemente que no me gusta llevarme a la boca cualquier cosa porque alguien considera que es sofisticada. a mi, denme una clásica cuchara y con eso seré feliz. ni siquiera necesitare de un cuchillo, si el costado de la cuchara es filoso, puedo usarla como instrumento universal, una especie de piano de los cubiertos. puedo emular a rambo y dar cátedra en los mil usos defensivos de una inocente cuchara. especialmente si alguien decide servir algún platillo que es tan exótico que necesitamos un manual para comerlo. es de noche y estamos sumergidos en una especie de mundo perfecto en el que somos astutos y la música es igualmente cursi. parecemos una colección de seres adultos y vacunados, dedicados a lustrarnos el ombligo con las palabras. la mención de mas de seis nombres desconocidos para los asistentes, por parte de la anfitriona justifica más aun mi sensación de orfandad. ¿ que hago aquí ? ¿ porqué digo que si a cualquier invitación a comer ? no soy henry miller hambreado en parís en los años treinta. solo me dejo llevar y a veces, me dejo llevar hasta un pent house con muebles blancos y espacios fríos que responden al ultimo grito de todo. entonces pongo en marcha el piloto automático y vuelvo a ser feliz. recuerdo la alegría que tuve cuando me dejaron asistir a una de las pantagruélicas comidas con un hombre gigantesco y pelirrojo, que era amigo de mi padre y comandaba una tertulia literaria. el siempre tenía los dedos un poco pegoteados del dulce de leche de un churro o alguna otra exquisitez. ese inolvidable día, conocí al primer grupo de escritores marginales, poetas ancianas y bardos de aire desmayado que se reunían en torno al plato del gordo, fumando y tomando café, mientras aquel hombre se suicidaba lentamente con un tenedor con tallarines arrollados. las reuniones en el bar jauja eran generalmente al mediodía y en la mesa de la ventana sobre bartolomé mitre. volví a participar de ese grupo en dos o tres oportunidades más. después el gordo se murió y con él la revista imágenes y la tertulia de los desesperanzados. a mi me quedaron las ganas de vivir en un bar, que me sirvieran esos platos de comida, que me rodearan unos apóstoles mientras almorzaba y lanzaba críticas despiadadas.

sábado, mayo 28, 2005

andén equivocado

sin querer, me subí al tren de los cojos. sortee dos bastones canadienses y me senté. después, entrecerré los ojos y me hice la distraída. como si no me hubiera dado cuenta que viajaba en un servicio que no es para mí. tuve la sensación que, entre ellos, se codeaban. una especie de contraseña secreta que usan para avisar al inspector y expulsar a los intrusos. en cualquier momento me bajan, pensé. pero seguí ahí, entre todos los bastones, las muletas y las prótesis de los demás. a los veinte minutos regresaron los pensamientos paranoicos, esa inseguridad latente que no me abandona. me imagine a un super intendente manco pidiéndome el carnet de coja y yo, sin nada en el bolsillo. ni siquiera un billete para sobornarlo y seguir mi sueño en paz. en ese momento pasó un limpiador del tren con un aspersor amarillo. vi como se inflaban los peinados de las mujeres cojas del sector de enfrente y todas quedaban con un aire de los ochentas, como ángeles de charly. minutos después, otra funcionaria de mantenimiento entró al vagón y con un sistema similar distribuyó polvo traslúcido en el rostro de las mujeres y les dio una apariencia radiante y seductora. de mi lado, estaban los hombres que recibieron con indiferencia el planchado de sus trajes con un sistema de vapor, una manicura les dejo las uñas redonditas y un odontólogo dedicó su mejor esfuerzo en blanquear los dientes de todos con un sistema revolucionario que no podría describir en `pocas palabras. me di cuenta que, además de subirme en el tren incorrecto, estaba espiando todas las ventajas y diferenciales que tienen los trenes para cojos, que no existen en los trenes comunes, los que me llevan cada noche a casa. cuando ellos llegan a su casa no tienen ojeras y cara de cansancio después de un día largo y agotador. cuando llegan a su casa están hermosos, listos para ir a un baile de gala como los de fred astaire o para ir a tomar un trago a un club sofisticado. al acercarme a mi estación me incorporé con dificultad y rengueando ostensiblemente, me prendí de los sujetadores frente a la puerta.

viernes, mayo 27, 2005

carita rara

tenia la cara de una consistencia extraña. cuando se reía, se hacia más evidente. no era precisamente gelatina, era barbotina, que es un estado de la arcilla con una alta proporción de agua. éramos un pequeño grupo, una clase de solo cinco estudiantes intentando hacer un bachillerato de arquitectura y a pesar de esa súper intimidad que teníamos, a alguien se le había ocurrido ponerle un mote a una compañera. ella, por supuesto, lo desconocía. cada día que pasaba yo estaba mas pendiente de los temblores del rostro de barbotina . me impresionaba la puntería con la que había sido bautizada. era una buena chica, un poco superficial y muy aplicada. su socia en el estudio, también su detractora, era trompetista profesional. el grupo se completaba con mi novio, una institución que siempre me acompañaba en cada curso del secundario, que además era estrella de un equipo de fútbol profesional y muy habilidoso a la hora de dibujar proyecciones complicadas. el quinto miembro era un ser por demás extraño y precioso. una suerte de lord inglés, con modales afectados, estatura y elegancia. llevaba unos anteojos ahumados en gamas de marrón y aspiraba a convertirse en taquígrafo del parlamento. era una opción extraña en aquellos días, pero era su sueño. era casi como querer ser almirante en bolivia. fuera del aula, todos teníamos otra vida. una vida fuera del ambiente del estudio. pero barbotina se dedicaba únicamente a estudiar. lo de ella eran los ejercicios pendientes de matemáticas o algún tipo de perspectiva caprichosa de esas que nos mandaba a hacer, cuando el aburrimiento lo ganaba, el profesor marmota. cuando nos reencontrábamos un lunes, el compañero extraño y amable nos contaba su viaje de fin de semana a su pueblo natal, un sitio perdido en la costa oeste. casi nunca charlábamos del resultado del fútbol pero casi siempre del lugar donde la trompetista había actuado con la banda musical de la municipalidad. de lo que hablaba barbotina, era de los ejercicios que había logrado dominar en el fin de semana. eran el eje de su vida. como estudiantes, no pasábamos como superdotados. teníamos buenos promedios pero nada para aplaudir. éramos una banda de medio pelo. a pesar de su dedicación, barbotina no era la mejor alumna del grupo. era una del medio. medio en el medio pelo. nunca me atreví a preguntarle si pensaba seguir estudiando, ir a la facultad. tenía la sensación que su esfuerzo por llegar hasta allí y ser parte de nuestro grupo, consumía todas sus energías y perspectivas. a pesar de mi baja vocación estudiantil, fui la única que me fui a la capital a hacer una carrera. mi novio se hizo aventurero y se accidentó piloteando aviones en el mediterráneo. la trompetista siguió soplando su instrumento favorito hasta el día de hoy que lidera la banda y el compañero extraño logró que se votara un parlamento después de trece años y se convirtió en taquígrafo como soñaba. de barbotina, ni noticias.

jueves, mayo 26, 2005

no me olvido de vos

hay hechos que no se pueden dar marcha atrás. algunas cosas no son ni siquiera reversibles en parte. no soportan ni un flash back, un arrepentimiento o una duda. también hay otras, que no merecen tener un duelo como aquella ruptura con el novio pesado que se asomaba al balcón cada vez que pasaba una ambulancia. y las ambulancias pasaban por allí todo el tiempo. y en invierno, el frío y la apertura de la puerta eran argumento para un pequeño drama doméstico. ella lo hubiera querido tirar para abajo pero el simple hecho de tener que ir a reconocer a la morgue al supuesto suicida y tener que verlo en su máxima expresión de estupidez : ahora he muerto , era algo que la sacaba de sus casillas. no era un looser, pero estaba dando con éxito todas las materias para obtener la maestría. era simplemente un idiota, que adoraba ver pasar ambulancias, como otros idiotas siguen carros de bomberos o patrulleros con sirenas encendidas porque piensan que eso los hace más sexys. al cerrar la puerta, una vez que la ambulancia se alejaba, se escuchaba su frase favorita : alguien esta grave .

miércoles, mayo 25, 2005

invierno en la torre

dos de la tarde. espero en una salita en la base de la torre. antes de subir a mi reunión del piso 26 me relajo unos instantes en un sillón negro seguramente diseñado en los años veinte por mies van der rohe o alguno con su talento. tengo la lógica resaca de sueño después de dos noches sin dormir. los sistemas de seguridad de la torre me parecen insignificantes, inútiles y hasta graciosos. pero no es mi asunto, no pondré una empresa para hacerles la competencia. al final de una charla, con uno de los guardias que está en el ingreso, dejo mi documento y me quedo semi dormida en el sofá. el sonido cansino y constante de la puerta giratoria seguramente afecte a los que están ahí trabajando todo el día y les despierte, de aquí a poco alguna clase de brote sicótico incontenible. controlan a la gente que entra pero no piensan que sus propios guardias pueden enloquecer y quemar todo por culpa de los daños causados en el cerebelo. en mi dormitar, veo los grupos de rescate rodeando la torre, tomada por los sicóticos y los canales de tv en helicóptero acosando el lugar. todo lo que aparentemente es perfecto, tecnológico y futurista puede fallar por una puerta mal instalada por un constructor corrupto. entonces, toda la torre es una mentira porque si la puerta falla ya empezamos mal. al final, alguien me despierta, me da una acreditación plastificada y voy por una hilera de sensores rumbo a los ascensores. viva el high tech. en el piso 18 sube una horda de empleados que vienen con las migas del sándwich del mediodía en el rostro, dando mínimos eructos por la coca-cola y con las solapas manchadas de la salsa caruso después de una incursión al comedor. todo se humaniza y pierde su dimensión de escenografía. pienso de nuevo en los guardias que pronto se van a sublevar y causar la mayor crisis de rehenes de la historia nacional. imagino que, de todos modos, bajo esta supuestamente válida capa de sofisticación están los bizcochos de las cuatro de la tarde, el té confeccionado en un modesto zum y algún que otro gesto de barbarie burocrática. porque los empleados públicos no pueden, de un día para otro, convertirse en personas.

lunes, mayo 23, 2005

viejos en championes

hace dos días me encuentro con muertos por la calle. intelectuales que alguna vez traté pero que, supuestamente, murieron y alguien los lloró y alguien los enterró hace un tiempo. anoche viajaba en un taxi rumbo a pocitos y vi a marosa, a marosa di giorgio caminando olímpica con su tapado de cuello de piel sintética y su abundante cabellera colorada. traía sus lentes y su aire de poeta perdida en el universo. como siempre. eran las nueve de la noche y era marosa, nuestra escritora más exótica, más inquietante, más original. pero viva. hoy salí de una reunión y caminé rumbo a un café de costa rica. en el camino divisé dos hombres viejos en la puerta de un restaurante, leyendo el menú que estaba pegado en la vidriera. el bajito era hugo alfaro. hace casi diez años que se murió. era editor de un semanario y también escritor. le gustaba caminar por la vereda del sol. si bien alguna vez tuvimos diferencias nos tratamos siempre con afecto. no se que tal le caería el menú del restaurante, ni conozco a su amigo, tal vez sea otra persona del mas allá. es la primera vez que veo a muertos conocidos pero no es la primera vez que me cruzo con gente o seres que no existen a los ojos de los demás. la navidad del año noventa y nueve la pase con amigos bajo un árbol gigante en la casa fabulosa de un artista. a medianoche todos salieron a ver los fuegos a la vereda y yo me quedé recostada en una hamaca paraguaya. entonces pasó un nomo gordo y algo viejo vestido con un trajecito de tela color aluminio y championes, como si tuviera una fiesta de disfraces de duendes o un show exótico en atlantic city.

domingo, mayo 22, 2005

solo por hoy

estas encima del mostrador. exhibiéndote como un paquetito primoroso de amarettis para comerse a la hora del té. es tu noche, lo se. te veo excitado entre la gente, soportando como puedes los miles de besos de los amigos. expuesto, desnudo ante la multitud. me siento como un gran gato de cheshire que esta subido en el muro y sortea cual será el momento en que ingerirá el primer ratón. así te intuyo, como una presa. una presa vulnerable, vencida y simple de cazar. un corazón entregado. el alma de un fan que se ha quitado toda la ropa frente a su ídolo. puedo fagocitarte en cualquier momento. puedo hacer de ti un muñeco blando y entregado a mi capricho. me diste todas las cartas en esta mano. todos los ases. entonces entra un amigo borracho, que tiene un poco de olor a vómito. nos saludamos con el cariño de siempre. entonces decido no clavarte las banderillas. no matarte esta noche. así que abro la puerta y salgo del bar. me voy por la noche a discutir cosas absurdas con mi amigo el del mal olor. al fin y al cabo, ser mujer no significa carecer totalmente de ética.

sábado, mayo 21, 2005

despertar

abrió los ojos y la vio, recogiendo una muestra de su semen, en un frasquito.

viernes, mayo 20, 2005

evil's date

nadie me advirtió que tendría un cara a cara con el diablo. tampoco pude imaginar que sería esa noche. había viajado en un taxi con un modelo al que pintaría desnudo. un joven futbolista con cara de romano decadente. cuando llegué al barrio a buscarlo apareció escoltado por dos amigos, dos amigos feos y más viejos, que querían saber que tipo de acto erótico estaba planeando con la carne del chico inocente de la cuadra. así que los invité y viajamos todos juntos hasta el sitio de la exposición. después que puse cada músculo del futbolista en la posición correcta lo cubrí con un poco de seda roja que me sobró del tapizado de un sofá. sobre su piel copié el extenso texto de una carta dirigida a un amante desaparecido. mayúsculas, comas, minúsculas en línea, palabras subrayadas, puteadas tachadas. hasta dejar cada centímetro de su piel cubierto por el recuerdo de otra piel. la noche estaba agitada y a mi modelo le llovían los teléfonos de todas las chicas que, con aire de interesarse por la pintura, aprovechaban para arrimarse. consignaré que había puesto el trasero del sujeto en una posición visible y sugestiva y era un culo de antología, de campeonato, de colección. deberían haberlo tomado como símbolo del correo nacional. mientras esperaba la llegada del taxi de regreso, con mi escultura humana y sus dos sabuesos, el portero me dijo que era experto en seguridad pero también modelaba, así que me traje su tarjeta. unas cuadras antes de mi casa, decidí bajarme tomar algo en un bar. el taxista directamente me cargó, lo hizo con tanta calidad que no solo acepté su tarjeta sino que le dejé una buena propina. creo que se excitó cuando le conté que acababa de pintar a un futbolista en bolas. eran las tres y media cuando entré al capitol que estaba vacío a excepción de la mesa de los viejos gays junto a la ventana. tomé un vaso de leche tibia y un alfajor. apenas salí, apareció un auto que insistió en seguirme marcha atrás. seguí caminando con mis dos sombrereras de cartón rumbo a mi casa y el sujeto se bajó y se acercó. me ofreció llevarme y le expliqué que me quedaba una cuadra, así que me pidió que lo esperaba mientras cerraba su auto para acompañarme y cargar las cosas hasta mi casa. el sujeto tenia unos treinta años, era el tercero que intentaba levantarme en menos de seis horas y no me pareció mal darle una oportunidad. tenia unos treinta años, pelo negro, ojos claros y una gabardina burberrys. el descaro, con que se manejaba, tenia cierto encanto. caminamos un poco y llegamos a la puerta de mi casa mientras charlábamos animadamente. me contó que trabajaba en una empresa que organiza fiestas. le dije que conocía al dueño. enseguida encontramos conocidos en común. contra cualquier pronóstico, lo invité a pasar, aclarándole que le daría un te y después tendría que irse. me esperaba un día de mucho trabajo y quería dormir sola. a veces la franqueza me ayuda con los hombres, el valor de las reglas claras. tomó su té, me hizo unos chistes y se fue. al día siguiente mi trabajo me absorbió pero a las tres de la tarde me enteré que el sujeto había visitado mi puerta en tres oportunidades en el correr del día con diferentes propuestas “ desayunar”, “ aperitivo “ y “ almuerzo “. prendí mi celular y ahí encontré seis llamadas de mi enamorado que además había aparecido con flores. lo cité para las ocho, una hora anodina en la que solo se pueden hacer rupturas o cenas americanas. cuando abrí la puerta ahí estaba, listo para impresionarme. camisa roja, de un lindo rojo oscuro y un pantalón de otra tela pero de idéntico color. los ojos eran verde amarillento y enormes y el pelo negro estaba subido a una cara larga con barba candado. me dio miedo. al cerrar la puerta, traté de no apretarle la cola, porque puedo asegurarles que la tenia.

jueves, mayo 19, 2005

estación propia

después de vivir durante años en una casona patricia, rodeada de cuadros de pintores célebres, tapicería gruesa y plantas exóticas. después de poseer varios pisos con habitaciones listas para la llegada de huéspedes inesperados. después de tener estantes cargados de bellas piezas de cerámica amerindia y talavera. después de recibir decenas de amigos en fiestas ruidosas, regadas por el más exquisito vino y servidas con las delicias gastronómicas más sofisticadas. sara decidió retirarse. vendió todo y se compró un terreno raro, triangular como su propia vida. ahí montó un vagón de un tren de carga y se alistó para que la llevara a su último destino. es en ese inesperado rincón de la ciudad donde se escuchan los gritos de los estibadores del puerto, deambulan los espectros de lautremont y gardel. ahí donde roberto de las carreras azota aún las camas de viudas y casadas. en un exótico volumen de madera dura, bajado de la desidia de las vías de la productividad, recubierto de puntillas y carpetas de macramé como si fuera el gato siamés de porcelana de una tía solterona. en ese lugar mora esa mujer de mirada cansada como un siglo que usa una falda larga que la cubre en toda su flacura, de donde siempre emergen, dos ruidosos perros salchicha.

miércoles, mayo 18, 2005

acle

cuando cumplí veinte años mi madre encontró un cuaderno escolar en el que había desarrollado una especie de desideratum. lo que esperaba de mi vida. las cosas que valoraba y las que nunca tendrían importancia. las cosas que amaba y las que odiaba. que intransigente era a los siete. estaba en segundo año y ya detestaba la escuela, las maestras y el sistema de enseñanza en general. a esta altura consideraba la educación formal una suerte de calvario y el matrimonio, un verdadero infierno. en la lista de mis deseos incluía una definitiva vocación para evitar la maternidad de la manera que fuera necesaria porque consideraba que, si tener un marido era una pesadilla, parir hijos sería un auténtico castigo. a los veinte, en etapa universitaria, me reí mucho leyendo el cuaderno de mis deseos. si bien había sido bastante coherente desde aquella fecha estaba claro que había perdido esa furia infantil, esa intensidad en mis ideas, esas pocas ganas de transar con el resto del universo. nunca supe quien había inspirado mis escritos, ni siquiera pude saber que situaciones me habían llevado a ser tan radical. fui una niña bastante tranquila, adaptada, amistosa y amable. tuve amigos, kioscos en la esquina para vender mis viejos cómics, buenos libros y trato respetuoso por parte de los adultos. también tuve psicólogo a los cuatro, lo que era un motivo de orgullo particular. mis padres me trataron muy bien, a pesar que alguna vez les increpé con rabia que nunca me habían pegado como lo hacían los padres de mis compañeros de clase y vecinos. hoy tengo la teoría que en aquellos tiempos aspiraba a ser una especie de san agustín o una santa clara de asis. creo que pretendía un cierto grado de santidad. me gustaban las historias de mártires, me gustaban los cuadros de cristos sufrientes del greco, santa rosa de lima y san sebastián. más de una vez fantasee con la muerte y escribí mis últimas palabras, como aquella vez que me clavé una espina en la planta del pie y deduje una muerte segura por tétanos en las horas siguientes. soñaba con convertirme en un mito. en mis construcciones nunca consideré la muerte por amor no correspondido, prefería ser víctima del destino, de la naturaleza, de la impericia científica, de la estupidez en general. de las malas artes del magisterio. mi principal causa de sufrimiento era la mediocridad. era una especie de obsesión solitaria que me enfrentaba a un mundo demasiado parecido a sí mismo, demasiado regular, demasiado rutinario. tal vez por eso mi padre empezó tempranamente a alimentar mi gusto por la ropa estrafalaria y los accesorios vistosos. me hacía regalos de colores brillantes, en general comprados en una tienda sofisticada de señoras mayores. usé reloj de plástico, rayado y con números gigantes muchísimos años antes que swatch hiciera su irrupción en el mercado. me jactaba por no estar nunca vestida a la moda. mis camisas eran confecciones caseras pintadas a mano con chistes visuales y mis buzos eran un auténtico desafío cromático. mis vaqueros tenían montones de etiquetas cosidas en la parte exterior, de marcas de cualquier otra prenda de vestir. solo las viejas se atrevían a usar aquellas combinaciones, las viejas ricas, por supuesto. esas mismas que sigo hasta el día de hoy por la calle, solamente para aprender como combinan un tapado amarillo con una pollera a cuadros fucsia, verde y naranja.

martes, mayo 17, 2005

ensueño y champú

por fin salió el sol. un buen motivo para entrar, como distraída a una peluquería en el medio del fango de la nueva peatonal en la calle sarandí. hay un empleado nuevo, un joven de aire resuelto con una camiseta negra ajustada. mientras me zambulle el pelo en el agua tibia me doy cuenta que es una especie de john malcovich pero joven y con pelo. está entusiasmado por mi presencia, creo que no entró nadie en toda la tarde y al fin encontró una víctima. me lava con tanto vigor que por momentos tengo la imagen que mi cerebelo volará encima del aparato de aire acondicionado. después cierro los ojos y me olvido de todo. ¿ te tiro mucho pregunta ? y yo, que quiero convertirme en una mártir pelada como santa juana de lima le digo que no, con mi mejor sonrisa. me da pena coartar ese ímpetu juvenil, al fin y al cabo, pelo más, pelo menos, no me afecta. malcovich arremete con el champú, el agua tibia en gigantescos chorros, me aprieta el pelo como si fuera un trapo de limpiar el piso de un convento. es asombrosamente efectivo a pesar de su aceleración y su aparente brutalidad. otra vez cierro los ojos y estoy en una caverna, con mi marido que no ha cazado ningún terodáctilo en dos semanas y se las agarra conmigo y me arrastra por la estancia solo para saber como sueno. cierro otra vez los ojos y sueño en una peluquería de muebles blancos y espejos grandes, tibia y acogedora donde un malcovich me lavará la cabeza.

lunes, mayo 16, 2005

vuelo interno

será un vuelo corto, de unos cuarenta minutos. si volas un rato más te salis del mapa. asi es el país de pequeño. el avioncito también es pequeño. como buena paranoica estoy pensando que es un cessna, los que siempre se escrachan en los informativos de las siete. a veces contra un tejado, a veces contra un arbusto del kremlin. espero que este artefacto sea de otra marca. entendí que no habrá azafata ni tragos, ni caramelos siquiera. solamente unas quince personas rezando para no salir en las noticias. estoy con la mirada perdida en la pista y llega un patrullero. baja un policía con un tipo esposado. un preso. pienso en snipes en la película...no sé como se llamaba, bueno, era un avión con presos y él se escapa porque es lindo y negro y el protagonista. y es bueno y lo acusaron de un crimen que no cometió. bah, volviendo a este caso, el esposado es un tipo elegantón de unos cuarenta y cinco años. se trata amablemente con el policía, parece distendido y cordial. el policía es joven y parece excitado por su misión. también parece levemente tonto. lleva un bolsito azul, bien de policía. lo ayuda al preso a prender un cigarro. es toda una maniobra. los pasajeros que estamos esperando quedamos expectantes de ellos, pero disimulando un poco que no podemos dejar de mirarlos. al final, nos anuncian el embarque y nos subimos, con el reo, seremos solo seis pasajeros. a el lo suben después que nosotros. mientras se instala me acuerdo que tengo esposas de plástico, de las que usan a bordo. cierro los ojos y sueño con el preso. esta vestido de rallado, como corresponde y tiene gorrito. está atado con mis espositas descartables al asiento del avión y yo le estoy leyendo un cuento infantil, sentada en la falda con el uniforme de azafata de air france.

domingo, mayo 15, 2005

¿ interrumpo algo ?

manoteo la puerta de atrás del taxi que esta estacionado primero en la cola. en montevideo, una mampara de fibra separa el asiento del conductor del asiento para pasajeros. ¿ está libre ? creo que alguien me dice que si pero en la oscuridad no distingo si esta la bandera de libre encendida. desde los pantalones del conductor emerge una cabeza con rulos, es de la cuida coches que siempre anda borracha o de pasta por la calle. enseguida, va mi vida me dice mientras le cierra la bragueta al cliente. todo bien, respondo y me quedo cómodamente sentada y resguardada de la llovizna. el tipo me mira por el retrovisor espantado ante tanta sangre fría femenina junta. enciende el motor, su acompañante se baja con una botella en la mano y nos despide. después arrancamos rumbo a mi casa.

sábado, mayo 14, 2005

retrato

empujó la puerta de la galería con cierto recelo. era muy temprano, tal vez en una o dos horas la exposición se llenaría de gente. después de un recodo se encontró con su retrato. era demasiado grande, le dio vergüenza estar ahí, mirándose a si misma amplificada y con la piel de gallina. el estudio era amplio y la tarde demasiado fría. la cámara había registrado la piel erizada. la complicidad con el fotógrafo también había quedado estampada en el papel talbot. era claro que habían jugado, que habían probado todo el piso del estudio hasta lograr que aquella hermosa pelota roja de uso didáctico le quedara atrapada en el cuerpo de forma de elevarla. había una semi sonrisa en el rostro, un pequeño pliegue en el labio, que denunciaba la inminente carcajada. todos los pelos habían volado hacia un sitio perfecto y caían con gracia reafirmando el movimiento. sus pies, que nunca le parecían lo suficientemente chicos estaban dispuestos en dos exquisitas puntas desde donde brillaba levemente el esmalte de las uñas. sintió agradecimiento para quien había recuperado su mejor perfil. en ese instante escuchó la voz del fotógrafo, que se acercaba por el corredor principal con alguien más. se escabulló tras un biombo que estaban armando los mozos, con las copas de vino. de paso, se tomó un trago rápidamente. antes de irse, escucho el comentario de los hombres frente a su retrato ¿ te la cogiste ?por supuesto.

viernes, mayo 13, 2005

celebración

viernes. después de tres días de exilio el técnico entregó el equipo. volvió la música por fin. pongo elvis, para festejar. afuera llueve a cántaros. ella juega en el piso al hockey con una de mis vitaminas. la roja.

jueves, mayo 12, 2005

gracias herbie

había estado achuchada toda la tarde. como cansada, triste, no muy bien. pero se acordó de una promesa que le había hecho a su amigo, así que a las diez de la noche se vistió y salió otra vez. apenas vio la sonrisa de danny al entrar se dio cuenta que esa noche valdría la pena pasarla lejos de casa. entonces se instaló cerca, para darle ánimo. empezaron a desfilar amigos, algunos más que otros y el ambiente empezó a tener un poco más de color. cuando pasaba la medianoche j mayúscula se hizo cargo de la consola y empezó a pinchar sus discos. el aire se puso primero espeso, después funckeado y por último extrañamente melódico. alguien rapeó desde el bode del área, en una jugada mágica e inesperada. el público se agitó y todos levantamos las manos apoyando el gesto de audacia del solista. hubo una misteriosa comunión entre la consola, el vinilo, el cantante y el gigantesco negro a cargo de animar la noche. pura improvisación y salto al vacío. como debe ser el rap. solo unos pocos en esa cofradía armada especialmente para gozar. me rodaron lágrimas, dos gigantescas lagrimotas por las mejillas. entonces sonó la versión remixada de rockit, un hit de herbie hancok y aquello empezó a temblar. en la barra dos amantes se comían a besos en el medio del estruendo. afuera estaba ale, en su rol de mozo, tomándose los restos de las copas abandonadas por los clientes que entraban a bailar.

miércoles, mayo 11, 2005

galena errada

la doctora me habla de mi inminente muerte. las dos, estamos paradas en el medio de una montaña de personas que parlotean y siguen con su vida. yegua - pienso yo - te recibiste en una carnicería y encima te hacés la viva. ella cree que me conoce y pone cara de drama mientras me mira las orejas, parece que mis lóbulos están muy claros. me revisa las uñas como cuando revisaba cadáveres en la morgue universitaria, en sus tiempos de estudiante. todo parece tan inminente, tan certero. quizás debería hoy mismo abandonar mis lecciones de salsa nivel tres para acostarme y esperar la llegada de la huesuda. no me atrevo a decirle que, si yo voy a morirme ella está muerta hace rato. es solo un holograma que habla, una suerte de resto de highlander, no una mujer. debería decirle que estoy segura que, por las noches, se inclina dentro de un sarcófago y se cubre con arena fina. pero tengo un camino simple para vencer mi destino esta noche. me sentaré en el bar del chico que me gusta y el me servirá un desbordante trago de campari y no pensará que soy un vampiro cuando encuentre mis huellas tatuadas en su cuerpo mañana.

martes, mayo 10, 2005

sala siete

le habían advertido, las enfermeras del asilo, que el viejo vasagoda estaba en sus últimos días. que tenia una afección cardiaca y que era mejor no contradecirlo, para no llevarlo más rápido a la tumba de lo que preveía tata dios. por esa razón, por esa única razón y su irreprochable ética, era que soportaba todas las tardes los cuentos llenos de exageraciones y dislates del viejo de la cama de al lado. cuando el fabulador arrancaba, nadie podría imaginarse a donde llegaría. una simple historia a orillas de un afluente del olimar podría transportarlo a groenlandia, en el medio de una nevada y con el trineo de madera roto. el siempre había estado allí y en el peor de los casos, su sobrino enzo, que era un dechado de virtudes. para el otro, que había fundado una escuela moderna siguiendo las revolucionarias ideas varelianas, que siempre había estado al margen de cualquier falsedad, mentira o engaño, el soportar a su colega de cuarto se convertía en una odisea. algunas veces lograba meter un pequeño bocadillo en la charla, eran momentos gloriosos en los que el fabulador perdía el aire y recurría al vasito de agua en la mesita de luz. ahí se podía escuchar el comentario, siempre lógico y atinado, del maestro suárez. cuando el fabulador empezaba una historia de cría de pollos y los animales se transformaban en una banda de cóndores justicieros, el maestro recordaba su palabra empeñada a las enfermeras y sonreía. a veces los relatos rondaban la indecencia porque la línea se perdía entre tantos disparates y el narrador se detenía en el medio del camino y desafiaba a su oyente a recomponer los últimos tramos, aquellos imposibles prácticamente de reproducir por falsos. entonces suárez hacía un esfuerzo increíble por conectar todos aquellos cables sueltos, para lograr un discurso más o menos coherente. vasagoda complicaba otra vez más la historia y enredaba otra vez a su escucha para que razonara con él. una enfermera le había dicho que su vecino de cama tenía los días contados y para luchar contra la demencia senil debía ejercitarse reconstruyendo complejos relatos.

domingo, mayo 08, 2005

costumbres orientales

en mi barrio no hay niños. aquí preferimos los libros usados, las primeras ediciones o las que están autografiadas por el autor. los únicos que se reproducen por estas cuadras, son los chinos del tenedor libre. solamente ellos parecen interesados en traer al mundo a esos seres de caritas de marfil con dos líneas pequeñas por ojos y mejillas sonrosadas. después que los crían se los llevan a una chacra, a plantar peras chinas, que son redondas. nadie ve chinos adolescentes en el barrio. creo que los llevan a las granjas para adoctrinarlos y que no se contaminen con los jóvenes occidentales del barrio, porque de ese modo se convertirían en libreros de viejo y no tendrían hijos. la familia china necesita de brazos para subir los cajones de peras y repollos para hacer arrollado primavera. no puede darse el lujo de tener, entre sus filas, seudo intelectuales dedicados a la lectura.

giocondo

nunca tuve un conejo. el único que pasó por mi casa fue un conejo que mi padre compró en la feria, a una edad en la que yo no requería una mascota, para que mi madre lo usara de modelo y lo realizara en barro. en un arrebato creativo, el conejo fue bautizado giocondo por mi hermana mayor ya que se esperaba que el animal sirviera de inspiración para una obra maestra de mi progenitora, la artista de la familia. en su primer día en el taller el animal demostró no estar a la altura y se engullo sus excrementos a la vista de todos. giocondo no tenía un sexo definido pero sospechábamos que era macho. dividía su tiempo entre comer sus heces y comer cualquier otra cosa que pudiera estar en su camino. cables, por ejemplo. su jaula, por ejemplo. las sillas de paja y madera del taller y toda superficie más o menos digerible tras la pasada de sus potentes y destructivos dientes. un día descubrimos que el apetito voraz del conejo le impedía cumplir otras funciones como el dormir. para él, daba lo mismo la noche o el día y nuestras alternativas se dividían entre alimentarlo con una verdulería entera o dejarlo comerse sin sal ni pimienta todo lo que existía en nuestro hogar. incluidas las pantuflas de cuero de mi padre y las joyas de la abuela. un día mi madre, dijo que ya había pasado el tiempo de modelar a giocondo, que había crecido y había perdido las bellas proporciones de la infancia. ahora ya no tenia la cabeza del mismo tamaño del cuerpo, como cuando era un bebé y se parecía a un bicho destinado a alegrar una cacerola con muchas papas. en ese momento, el conejo pareció, por primera vez, comprender algo dicho por un humano y tuvo su despertar sexual. el deseo por comer fue sustituido por el deseo por reproducirse y empezó a hacer campaña con una empleada del taller que después de un par de intentos toleró trabajar el resto del día con el animal en la falda. el secreto fue develado, ella tenía una coneja en su casa. así que arreglamos un matrimonio por conveniencia y le dimos a giocondo, quien fue un padre útil y realizado, en alguna otra parte de la ciudad.

sábado, mayo 07, 2005

tengo mis límites

puso cara de pensativo y empezó a trabajar denodadamente con la lengua hasta que logró desprender los restos de terrina de calabaza de la corona sin terminar que tenía en el premolar derecho. aun no sabía bien porque se dejaba arrastrar por su novia a esos sitios afectados con comidas chic, con nombres en francés o en italiano, que nunca saciaban a su estómago. encima, siempre los acompañaba algún maquillador o peluquero gay al que también debía pagarle la cuenta. en ese momento, su novia y su amigo siempre se las ingeniaban para cuchichear un tema importante y el se quedaba mirando al mozo, con la adición en la mano y abriendo la billetera. una fibra de la maldita calabaza se había ensañado con él, o tal vez lo había preferido, estaba trancada y oponía resistencia. daría su reino por un escarbadientes pero rosarito nunca se lo permitiría lucir en público a pesar que el llevaba su palillo personal, en la navaja suiza, se veía confinado a pasar al baño para usar el instrumento. el aburrimiento era el común denominador de aquellos almuerzos y cenas en las que solamente estaba para pagar. tampoco salían baratas a pesar de que se trataban de simples verduras. entonces, con el postre pidió una botella de champagne. rosarito lo miró en un principio con reprobación, pero después vio la chance de hacer una suerte de festejo menemista y apoyó la idea. cuando se terminaron la primer botella, pidió una mas, de manera de asegurarse un buen engorde de la cuenta. el amigo gay había empezado a rozarlo por debajo de la mesa, un poco más sacado que de costumbre. entonces el dijo que iba al toillette y se alejó del lugar, para siempre.

la virilidad del ciruela

me siento en una mesita, a la sombra y veo pasar el traje arrugado pero elegante de un caballero de pelo teñido. no entiendo quien asesora a estos señores de más de sesenta, que ya perdieron algunas chapas del frente del rancho y sobre todo, no logro entender el gusto por aplicarse color ciruela en la cabeza. tal vez, deberían apostar al rubio ceniza, algo más discreto y favorecedor. esta claro que en una peluquería de mujeres nadie se pondría ese tono violáceo, por el simple hecho que el mismo tono denuncia el artificio. quizás, en el misterioso universo de los hombres existan serios motivos para brindarle al color ciruela los mismos poderes del viagra. hay tantas cosas que una desconoce, que resulta arriesgado lanzar una teoría al aire como si fuera un sueñuelo de pato frente a tres tiradores expertos. felizmente el señor del traje arrugado beige y de buen corte no quedó en mi campo visual, sólo tengo hordas de brasileños con hijos que toman café y conversan. desfilan ancianas con diferentes versiones de animal print. las más políticamente incorrectas tienen variaciones sobre fucsia o gris con manchitas de tigre en negro. abundan esta tarde, corrompiendo el equilibrio estético del planeta. la moza, que se acerca a atender una mesa, rezonga a los niños brasileños con una firmeza similar a la de una institutriz galesa. los padres se hacen los distraídos en otra mesa, han perdido por completo el control y tratan de ignorar el zafarrancho infantil. miran cadenitas de oro y otras cosas que se compraron esa tarde. me imagino como serán de adultos esos niños llenos de dinero, descarrilados por la poca atención de los padres, agresivos y desesperados, listos para escarchar autos último modelo como única alternativa de entretenimiento.

viernes, mayo 06, 2005

una pareja como cualquier otra

alicia y andrés, así se llaman las tortugas de antonia. viven en su casa, en la ciudad de canelones y habitan una especie de universo perfecto creado por su dueña. la vida de estos reptiles es aparentemente tranquila, sin sobresaltos, pero con las tortugas nunca se sabe. antonia tiene fobia a los gatos desde su primer embarazo, por eso para ella, las tortugas han resultado ser la mascota perfecta. se desvive por generarles una vida plena de comodidades, también a nivel estético. por eso planta ibizcos para que se alimenten y al mismo tiempo se recreen cuando salen de su ostracismo. por eso la casita de las tortugas tiene un primoroso almohadón con puntillas y volados, por si alguna quiere descansar. ambas tortugas han aprendido a convivir con ese extraño objeto, que se parece a un familiar en volumen pero no en textura y que prácticamente les impide el ingreso a la casita, único sitio oscuro y silencioso donde no son acosados por las atenciones de antonia que es capaz de despertarlas en plena hibernación para darles una cena. a veces, la apacible y rutinaria vida de las tortugas puede deparar sorpresas, como la que dio andrés, cuando se internó en la casita con intenciones de hibernar y después no salió más. al principio antonia, que es una mujer positiva, pensó que simplemente se estaba retrasando unos días. miraba a la activa alicia recorriendo de nuevo la pecera y pensaba en el pronto despertar del macho de la casa. pero no sucedió. andrés parecía estar haciendo un extraño acto de protesta, sin asomar siquiera su cabecita al exterior de la casa. entonces antonia cambió el color de los ibizcos para despistarlo. alicia estuvo un poco sorprendida, pero después se los masticó como tantas veces. ni noticias de andrés. a las tres semanas antonia llamó a aldo, quien había construido la casita y le encargó la tarea de agrandar la puerta. el hombre vino con sus herramientas y realizó un cómodo portal. ese mismo día un andrés crecido y hambriento salió por fin a masticarse las flores del almuerzo.

jueves, mayo 05, 2005

bajo presupuesto

la producción no podía arriesgarse a gastar película virgen en forma indefinida. así que la escena, en que un hombre empapa con sus orines una superficie enorme, no podía ser filmada con un actor de verdad. nadie podría garantizar esos seis o siete litros en forma natural. entonces pensaron en el artificio. el director sugirió comprar un miembro masculino en un sex shop y agregarle una manguerita, pero alguien dijo que en tal caso el miembro estaría erecto y eso no correspondía a la función fisiológica indicada. entonces todos los ojos recayeron sobre la maquilladora que se mostró dispuesta a producir el efecto especial. no era la primera vez en que reproducía alguna parte del cuerpo humano pero este, sería su primer miembro viril. empezó a buscar el modelo de pene, con la premura de tener que entregar en pocos días el prototipo para que los escenográfos agregaran el sistema de cañerías. para su sorpresa, nadie se ofrecía y muchos de los miembros del equipo, que sabían de su misión, se negaban por miedo a ser, posteriormente, sojuzgados por no estar suficientemente bien armados. ella, mientras tanto, preparaba el alginato para hacer el molde y se gastaba el dedo llamando por teléfono a amigos, ex novios y conocidos sin prejuicios. después de mucho intentarlo, alguien le dijo que si. hicieron un acuerdo de confidencialidad, a cambio del servicio de modelaje, la maquilladora entregaría una copia del prototipo al modelo. se citaron en el atelier de la maquilladora y ella le dio las instrucciones para que él se aplicara directamente el material del molde sobre la piel. le hizo una demostración del procedimiento con una pequeña cantidad de esta pasta con la que se modelan dentaduras postizas, usando uno de sus dedos como dummy. le sugirió que, una vez que estuviera solo se provocara una erección y después se colocara el moldecito. después vino una capa de yeso que se sostuvo con un frasco de yougur cortado al medio de la popular marca conaprole. pasado el tiempo y secos los materiales hubo que depilar al modelo porque algunos pelitos se habían adherido al yeso y al retirarlo podrían lastimarle la piel. cuando el modelo se fue, llegó el momento de hacer un primer vaciado para comprobar el éxito del molde. gelatina de consumo doméstico, glicerina y agua destilada fueron la opción para crear la primer la primer versión. al sacar el prototipo del molde la maquilladora se sirvió una tacita de té y dio su misión por cumplida.

miércoles, mayo 04, 2005

postulado de género y mala bebida

después de unas copas algunas chicas se ponen fáciles. después de algunas copas, casi todos los chicos se ponen difíciles.

martes, mayo 03, 2005

glamour celíaco

al dejar las harinas todo cambió. desapareció el dolor, pero también el misterio que la envolvía desde niña. parte de su personalidad compleja y sufrida se esfumaron. también aquella apariencia vulnerable y el carácter demasiado voluble se hicieron humo. empezó a reír con fuerza, no solo en su casa sino también en lugares y acontecimientos públicos. el rostro abandonó las huellas de aquellas erupciones que la dejaban separada del resto por varios días, recluida en su casa y que ayudaban a construir el mito. dejó repentinamente de ser el foco de las habladurías del resto, en la medida que se fue convirtiendo en una muchacha común. con los bizcochitos y las masas, las sopas o el chocolate espesados con farináceos, el pan, la pasta y la pizza se fueron aire desmayado y su desgano. abandonó el perfil de artista por un nuevo perfil de deportista. con las mejillas rosadas y la sonrisa carnosa, los músculos duros de moverse todo el día, la silueta larga y elástica y el espíritu bonachón era prácticamente, una desconocida.

lunes, mayo 02, 2005

después del ensayo

ayer, la violista que toca a mi lado se quiso suicidar. uno de los fagot , que tiene unos veinticinco años, le rompió el corazón. ella esta en crisis desde hace tiempo y toma unas pastillas que son bastante fuertes pero parece que olvidó tomarlas por una semana y todo se desmoronó y el fagot se borró y a mi me tocó hacerme cargo del fardo. llamar al médico de la orquesta, buscar a su siquiatra, internarla y armar una farsa para que el director, que es un polaco malhumorado, no se entere y la despida de la compañía. por suerte tendremos un receso de una semana y su ausencia no se notará. en el sanatorio nadie podría tragarse que emma tuvo un accidente vascular, las venas cortadas no se tapan con mentiras. tuve al menos alguien que colaboró inesperadamente conmigo en todas las instancias y hasta el momento ha sido una gran compañía para las dos en la sala del sanatorio. es alberto, el chofer que maneja el camión donde se transportan los instrumentos de la orquesta. esta tarde, mientras emma dormía gracias a un sedante, estuvimos tomando un café en la cantina. alberto me dijo que el es el padre de emma. hace tres años la madre de la violista, que había sido su primer gran amor, lo llamó y se lo dijo. entonces él, pidió su retiro como coronel y consiguió trabajar en la orquesta, para estar cerca de su hija y cuidarla. no había tenido valor para decírselo pero ahora, cuando despierte, emma se enterará que no esta sola, que tiene un padre.

domingo, mayo 01, 2005

último recurso de un hombre desesperado

¿ y si nos casamos en las vegas con un pastor vestido de elvis ? con capa , tacones y todo...?