a la hora del brindis, papa vio al raton. dijo que era joven, pequeño y agil. que lo vio salir corriendo desde abajo del roperito del abuelo, rumbo al cuarto principal. a la hora de irnos a dormir, mama desplego una serie de platitos minimos, cargados de exquisiteces de la cena navideña. los sirvio con un poquito de un fuerte veneno, como condimento.
2 comentarios:
Está visto que el espíritu navideño tiene un límite.
no querido amigo, mi familia es un conjunto de simpaticos y sonrientes sicopatas sin tratamiento, le aseguro que se comportan asi en toda circunstancia
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