cuando terminamos de cenar ella nos subió al auto y empezó a manejar hacia el oeste, paralelo a la playa. era medianoche y nos fuimos alejando del restaurante y de las luces del centro. las casas eran más bien bajas, con unas rejas de alambre en el jardín, de un aspecto poco ostentoso. de pronto dobló por una calle arbolada, solamente iluminada por la luna. detuvo el auto y se bajó en un puente rústico de madera. caminamos detrás de ella, en silencio y atravesamos por la orilla, los canales de la pequeña venecia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario