lunes, enero 31, 2005

una chica y su copa

somos dos enamorados tomando un daikiri. hace tres días nos conocimos y no hemos podido separarnos. yo uso el uniforme, una suerte de estigma de colegiala. la barra es roja, de cuero y hermosa. hace sesenta años todo es igual ahí, los mozos con su particular maestría viviendo dentro de esos chalecos y los barman, de lo mejor del mundo. alguien nos confunde y nos arrastra a su mesa para cenar. ahí están también sentados el premio nóbel y otros tipos que no conozco pero son españoles. a mi me toca en el sofá largo de cuero marrón en media luna junto al yanki. nice to meet you. no me animo a iniciar una charla ¿ que le puedo decir ? ¿que me gustó el padrino ? ¿ que vi doce veces la conversación ? ¿ que en montevideo hay un club de fans de la ley de la calle ? ¿ marlon tiene tan mal carácter como lo pintan ? en la mesa juego el papel de la chica joven, así que nadie espera que hable. sorbo mi sensacional daikiri y no entiendo las razones de heminway para irse de este mundo después de haber conseguido que le batieran uno especial para llevar a casa, en este mismo lugar. nadie entiende a los artistas. el nóbel es un auténtico idiota, además de hablar todo el tiempo de si mismo y aburrir a todo el mundo, se las ingenia para prender un habano y adormecer con el humo a los sobrevivientes. y yo tengo fresco el fondito de la copa, que tiene el borde aún recubierto con azúcar, a él me dedico.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

debo admitir que escribe ud. de una forma que agrada a mi mente. asimismo me gustaron sus intervenciones en las disquisiciones sobre el ojete presentadas en otra página. tampoco sabía de sus inclinaciones beatniks.
simpol el rojo.

Rebecca Milans dijo...

uy...que gran honor recibirlo en casa, bienvenido ! nunca entendi porque me gustaron los beatniks a los 11 años, fue un amor a primera vista como otros tantos inexplicables que tuve antes y también despues. de niña pensaba que el mameluco de jean que tenia era el traje perfecto para subirse a un tren y atravesar un pais, asi nomas, para ver como vivian los otros. me salvaban de esa sensacion de aislamiento que una tiene cuando nace en un pueblo. despues sacaron los trenes, yo no pude ser tan bohemia como hubiera querido pero mantuve mi admiración por el punto de vista de aquellos tipos. pero hay una linea que continua ese vagar y divagar por lugares que quizas empiece en un abuelo que atraveso el pais a caballo a los setenta años ( haciendo que le firmaran un certificado de entereza en cada comisaria del camino ) y siga en parte de la vida de mi padre y la mia tambien. y bueno, que se puede decir del culo ? un monumento al culo por favor !!!

Anónimo dijo...

cuando empecé a interiorizarme de esta gente de los cincuenta de inmediato me acordé de las fotos y los cuentos de mi viejo con su moto, sus amigos, sus patines, su piano y su armónica. si bien no eran beatniks yo los vi así. uno de ellos se fue en el 60 a las cataratas del iguazú con su mujer y su hija de dos meses en una izeta (un huevito). mi abuelo sacó a mi vieja de adentro de una vitrina en una farmacia de la época (año 55) con los patines puestos y las rodillas muy cortadas. sus marcas no la dejan mentir. quizá solo sea una ilusión de época pero me encantan las cagadas y los experimentos sociales de los beatniks y su inmediata asociación con los cuentos de mis progenitores.
bueno, me fui al carajo, saludos.
simpol main

Rebecca Milans dijo...

a veces pasando vacaciones con mi familia y parte de mis amigos me doy cuento lo importantes que eran los amigos de mis padres cuando yo era niña, como los estudiaba, como los imitaba. mis padres tenian amigos mas jovenes que atravesaban el hippismo en forma violenta y usaban vestimenta flower power y escuchaban a hendrix y manejaban jeeps amarillos con ruedas patonas o tambien gente mas vieja, muy formal como la que me regalo a los siete años un libro de oscar wilde. me acuerdo de amigas solteronas y glamourosas, de un amigo gay negro y paciente psiquiatrico como uno de mis favoritos. habia actuado en una pelicula de porcel y olmedo ¿ que tal ?