es una semana extraña donde todos hacen algún tipo de peregrinación. algunos y no muchos gastan la suela en las iglesias, el domingo de ramos y alguna misa. otros se desplazan a cazar cualquier animal con sangre y vísceras para sentirse mejores. los hay quienes padecen en rusticas carpas mientras la lluvia arrecia. están los que siguen a un pelotón de ciclistas por toda la pequeña republica. también los que gustan de jinetes martirizando potros en eventos seudo-camperos. los que se arrastran en masa por las salas desvencijadas de la cinemateca. todo el mundo se desplaza, hasta existe un camino apócrifo de santiago hecho por una avivada de turno. también se mueven hacia las aguas termales, hacia la frontera, hacia más allá de la frontera y tanto más. y no puedo ser menos, es parte de mi identidad. en este momento descanso del ascenso a un rustico cerro de piedras negras, voy a un sitio desconocido por mi, creado por indígenas, que nadie supo decirme como se llaman, en el valle del hilo de piedra. todo lo que hay alrededor son serranías y mi mochila rebosa de la glucosa de los dulces típicos de la región para todos mis amigos y familiares golosos que no se quisieron desplazar. creo que podré abastecerlos por un año o tal vez un quinquenio con lo que les llevo. el guía se ve tranquilo y experiente como una vieja cabra. se mueve como una, creo que también piensa en su misma dirección. el cielo se aclara con el paso de los horas y las piedras brillan y los charcos y todas esas vacas negras maravillosas en el horizonte son como chispas de chocolate en un postre gigante de crema de menta. todos son felices y también yo.
3 comentarios:
Ves, esas son las cosas que me dan nostalgia.
Date una vuelta por el boliche que hay una notita que te va a llamar la atención...
debo corregir : el guia ES una cabra
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