era un sábado caluroso. vagabundeaban por una galería decadente del centro después de almorzar en casa de los padres de él. de puro aburridos, se metieron a revolver en un negocio de variedades donde abundaban las pócimas y los inciensos. entonces él encontró un frasquito que decía pega homem y contenía una especie de elixir brasilero de la felicidad. se rieron un poco y como era muy barato, lo compraron. de vuelta a casa, en el ascensor, él le puso un poco. fueron sólo dos gotas en el cuello. el olor era bastante fuerte, no desagradable, solamente intenso. cuando llegaron al corredor él estaba muy excitado y empezó un juego que los hizo reír y girar por el piso como dos dementes desnudos muy calientes. en la radio de una vecina sonaba azuquita la potencia a todo volúmen mientras que en el piso se desabrochaban las consecuencias de la magia mandinga. ella sentía que era la misma pero él estaba diferente: desinhibido, divertido, desatado al fin. se preguntaba si era pura sugestión o un milagro afro-brasileño. cerró los ojos y lo dejó ser distinto, aunque fuera sólo por una hora. al verlo poseído por demonios extranjeros creyó que todavía lo amaba. mañana iría otra vez por la tienda y compraría dos frascos más.
2 comentarios:
Este es bueno y quedó acá solito. Potencia, pega homem, altos hallazgos.
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Ahora, y me animo a comentarlo porque hacés un pedido de editor:
fijate que estás tendiendo a usar el mismo tipo de estructura para los finales.
tenes razoooon !!! me esta entrando un sindrome de repetición...como a garcía marquez !!!
por si no viste azuquita la potencia tocan en soriano y rio branco los sábados y el pega homem es un producto que, como los cigarrillos nevada, no necesita publicidad
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