viernes, mayo 20, 2005

evil's date

nadie me advirtió que tendría un cara a cara con el diablo. tampoco pude imaginar que sería esa noche. había viajado en un taxi con un modelo al que pintaría desnudo. un joven futbolista con cara de romano decadente. cuando llegué al barrio a buscarlo apareció escoltado por dos amigos, dos amigos feos y más viejos, que querían saber que tipo de acto erótico estaba planeando con la carne del chico inocente de la cuadra. así que los invité y viajamos todos juntos hasta el sitio de la exposición. después que puse cada músculo del futbolista en la posición correcta lo cubrí con un poco de seda roja que me sobró del tapizado de un sofá. sobre su piel copié el extenso texto de una carta dirigida a un amante desaparecido. mayúsculas, comas, minúsculas en línea, palabras subrayadas, puteadas tachadas. hasta dejar cada centímetro de su piel cubierto por el recuerdo de otra piel. la noche estaba agitada y a mi modelo le llovían los teléfonos de todas las chicas que, con aire de interesarse por la pintura, aprovechaban para arrimarse. consignaré que había puesto el trasero del sujeto en una posición visible y sugestiva y era un culo de antología, de campeonato, de colección. deberían haberlo tomado como símbolo del correo nacional. mientras esperaba la llegada del taxi de regreso, con mi escultura humana y sus dos sabuesos, el portero me dijo que era experto en seguridad pero también modelaba, así que me traje su tarjeta. unas cuadras antes de mi casa, decidí bajarme tomar algo en un bar. el taxista directamente me cargó, lo hizo con tanta calidad que no solo acepté su tarjeta sino que le dejé una buena propina. creo que se excitó cuando le conté que acababa de pintar a un futbolista en bolas. eran las tres y media cuando entré al capitol que estaba vacío a excepción de la mesa de los viejos gays junto a la ventana. tomé un vaso de leche tibia y un alfajor. apenas salí, apareció un auto que insistió en seguirme marcha atrás. seguí caminando con mis dos sombrereras de cartón rumbo a mi casa y el sujeto se bajó y se acercó. me ofreció llevarme y le expliqué que me quedaba una cuadra, así que me pidió que lo esperaba mientras cerraba su auto para acompañarme y cargar las cosas hasta mi casa. el sujeto tenia unos treinta años, era el tercero que intentaba levantarme en menos de seis horas y no me pareció mal darle una oportunidad. tenia unos treinta años, pelo negro, ojos claros y una gabardina burberrys. el descaro, con que se manejaba, tenia cierto encanto. caminamos un poco y llegamos a la puerta de mi casa mientras charlábamos animadamente. me contó que trabajaba en una empresa que organiza fiestas. le dije que conocía al dueño. enseguida encontramos conocidos en común. contra cualquier pronóstico, lo invité a pasar, aclarándole que le daría un te y después tendría que irse. me esperaba un día de mucho trabajo y quería dormir sola. a veces la franqueza me ayuda con los hombres, el valor de las reglas claras. tomó su té, me hizo unos chistes y se fue. al día siguiente mi trabajo me absorbió pero a las tres de la tarde me enteré que el sujeto había visitado mi puerta en tres oportunidades en el correr del día con diferentes propuestas “ desayunar”, “ aperitivo “ y “ almuerzo “. prendí mi celular y ahí encontré seis llamadas de mi enamorado que además había aparecido con flores. lo cité para las ocho, una hora anodina en la que solo se pueden hacer rupturas o cenas americanas. cuando abrí la puerta ahí estaba, listo para impresionarme. camisa roja, de un lindo rojo oscuro y un pantalón de otra tela pero de idéntico color. los ojos eran verde amarillento y enormes y el pelo negro estaba subido a una cara larga con barba candado. me dio miedo. al cerrar la puerta, traté de no apretarle la cola, porque puedo asegurarles que la tenia.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Envidia pura y sana, de tu texto, de tu modelo, de tu enamorado, de tu sillón rojo...Habrá que salir a caminar a las 3 y media de la mañana?

Rebecca Milans dijo...

en realidad me dio miedo. me salto el seguro contra tipos obsesivos y lo saqué a patadas en una maniobra breve. no me animé a decirle que tenia aspecto demoniaco pero le dije que no me gustaba el acoso. en una ciudad tan chica nunca lo volví a ver, estoy segura que no existe, que fue el diablo disfrazado.

Anónimo dijo...

pah...respiro hondo, porque en realidad lo que me daba era envidia de tu valentía...yo jamás de los jamases sería tan valiente y a la vez, sensata...

Don Nadie dijo...

"Safakarma";
Una noche estaba en el auto de un amigo y adelante nuestro habia un taxi esperando el cambio del semaforo,una señora mayor y con ropas de segudamano pasaba por los autos pidiendo dinero; y cuando cambio el semaforo, salio del taxy: ¡¡RIcky Piñeyro!! a darle unas monedas a la señora, pero de una manera que parecia decir; ¡¡¡Aca estoy yo dandole plata a la gente de la callee¡¡ ¿¿ven?? para esos que dicen que vivo del trato de blancas....¿¿¿¿me vieron bien no?????
mi amigo me dijo; mira el "Safakarma", palabra que paso a la historia a partir de ese dia...

Adrián dijo...

"un culo de carreras"!!

Rebecca Milans dijo...

mis estudios de antropologia cultural, siguiendo gansos como lo hacia konrad lorentz, me conducen a decir que el futbol ayuda mucho al desarrollo de culos dignos de enmarcar