jueves, mayo 26, 2005

no me olvido de vos

hay hechos que no se pueden dar marcha atrás. algunas cosas no son ni siquiera reversibles en parte. no soportan ni un flash back, un arrepentimiento o una duda. también hay otras, que no merecen tener un duelo como aquella ruptura con el novio pesado que se asomaba al balcón cada vez que pasaba una ambulancia. y las ambulancias pasaban por allí todo el tiempo. y en invierno, el frío y la apertura de la puerta eran argumento para un pequeño drama doméstico. ella lo hubiera querido tirar para abajo pero el simple hecho de tener que ir a reconocer a la morgue al supuesto suicida y tener que verlo en su máxima expresión de estupidez : ahora he muerto , era algo que la sacaba de sus casillas. no era un looser, pero estaba dando con éxito todas las materias para obtener la maestría. era simplemente un idiota, que adoraba ver pasar ambulancias, como otros idiotas siguen carros de bomberos o patrulleros con sirenas encendidas porque piensan que eso los hace más sexys. al cerrar la puerta, una vez que la ambulancia se alejaba, se escuchaba su frase favorita : alguien esta grave .

6 comentarios:

La libelula dijo...

que se me cruza por la mente?( es una buena pregunta)
ahora quiero pensar qué se me cruza x la mente y no sé qué se me cruzó para clickear "post a comment"...
estem...ah sisi, que parece la descripción del perro de la vecina (habla, le dije?) sí, algunos se parecen a perros, algunas a lobas y otros a cerdos...creo que la del perro es la más feliz...

Rebecca Milans dijo...

bueno, tambien existen las libelulas ! bienvenida !

Anónimo dijo...

Pues yo creo que le daba regocijo saberse a salvo.

unsologato dijo...

Viví tantos años sin escuchar las ambulancias... pero el viento... escuchaba el viento y no era menos estúpido que ahora... o quizás sí...
ósculo felino

mint dijo...

libelulas!

Rebecca Milans dijo...

sostengo que cuando una se enamora y se hace novia de un chico tonto es, sin dudas, la primera tonta. asi me veo yo en aquella epoca, soportando al chico que miraba las ambulancias como si fueran autitos majorette.