mi padre tuvo una extraña política de educación para sus vástagos. parte de su tiempo, lo dedicó a educarnos en actividades de trasgresión. un ejemplo fue el día que nos llevó al supermercado y nos enseñó a robar. todo fue muy simple, estábamos ahí, el saludo al detective del super y nos metimos en el fondo. después agarró un chocolate y se lo comió en nuestras narices. tomó un producto importado, una exquisitez y se la metió en la ropa. nos animó a comer de los chocolates y sonrió con carita cómplice. agarró una bolsita de sal, pagamos y salimos con el botín. en la calle sentimos un gran alivio, podríamos haber llenado dos piscinas olímpicas con la adrenalina que nos generó aquella situación. él estaba sonriente, tranquilo y como buen maestro satisfecho por lo bien que le había salido la lección. nunca me animé a preguntarle, en la vida adulta, en que se basaba su práctica educativa. sospecho que era algo simplemente intuitivo, experimental. lo único que puedo decirles es que, después de aquella tarde, nunca volví a robar.
3 comentarios:
Ahi tienes tu leccion... la paz del alma es lo mas importante.
El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra
para mi que la leccion no le salio muy bien, pero el hizo el intento para que nos defendieramos en la vida
en aquel tiempo se me ocurrio que el detective era un ex alumno de mi padre y que se moriria de miedo ante la posibilidad de denunciarlo. la mayor parte de la gente que lo saludaba habia sido uno de sus alumnos y le tenian mucho cariño, quizas el les habia enseñado a robar antes que a mi !
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