experimento un nuevo circuito en la ciudad. una serie de calles por las que deambulo algunas noches en el mes. veo una película, como una papa con pimienta mirando al fuego y después tomo un taxi a mi casa. es un paseo simple, generalmente lo hago los miércoles. no conozco a nadie por ahí, así que me siento colonizando una tierra nueva y bastante amigable. hace unos días descubrí que por ahí también se desplazan los hombres-gnomo. estos seres conducen autos grandes de marcas europeas y siempre llevan a una bella al costado. usan colores imposibles en la ropa, bucitos celestes de marca lacoste o camisitas amarillo patito. miden, a lo máximo, un metro setenta, tienen entre treinta y cinco y cuarenta y cinco años y son menudos y de nariz fina. está claro que la bella se siente protegida por el hombre-gnomo. él, es una especie de señal de éxito en su vida, un certificado que autentifica su belleza y sofisticación, expedido ante alguien que no tiene el don de ver con los simples ojos. he detectado que el hombre-gnomo, contrariamente a lo que piensa la bella, es un ser díscolo. infiel, atento, bueno sólo en apariencia. no mira a otras mujeres descaradamente pero sabe que, con su auto, puede levantar lo que necesite cuando lo necesite. el hombre-gnomo botará a la bella cuando se aburra, algo bastante previsible y la cambiará por un modelo nuevo, cuando quiera. aunque se lo vea entretenido con la bella, me da la sensación que le importa bastante poco lo que ella sienta. al hombre hombre-gnomo no se lo puede confundir con el hombre-llavero que es un chofer frustrado, un amante del volante ante todo. la bella, en general, no es una chica con dinero o profesión. es, a lo máximo, una empleada de zara con aires de princesa que se pone encima todo el sueldo y cree que hizo un gran negocio cuando dejó la secundaria con la esperanza de cazar a un gil que la mantuviera. la bella desprecia un poco al hombre-gnomo y viceversa y en eso va lo atractivo de la relación. quien humilla solapadamente a quien. ahora que la bella subió al tocador, un hombre-gnomo me mira con insistencia desde su mesita. como que supiera que estoy describiendo su miserable vida.
8 comentarios:
tal cual...creo que tengo la misma mirada sobre este tema, cosa que no me pasa en otras notas o post...por suerte, je.
los hombres ño-mos! flash! , y con gorrito y barbita y todo !
rebecca, y como es eso del hombre-llavero? chofer frustrado! crees q queria ser remisero y no le salio? jeje o fercho de limosinas? rebecca sigue al conejo blanco
Y alguna vez en su vida, el hombré-gnomo encuentra la olla llena de oro al final del arcoiris?
el hombre gnomo del cuento, mientras la bella se empolvaba la nariz en el tocador, intentó levantarme. asi nomás, desde su pequeña plataforma hizo todos los movimientos y yo, que no tengo gracia para nada, me subi al taxi en vez de irme en el mercedes del gnomo
Como siempre muy buenos posts en éste web blog.
-- La Merde --
http://lapetitemerde.blogspot.com/
Yo me salvo por un pelo de ser uno de esos hombres-gnomos: mido 1,73 (los supero en tres centímetros, ja) y tengo 34 años (el año próximo clasifico). Dado que en Cagua no hay Zara, son escasos los riesgos que corro de gnomizarme.
En fin. Sólo una excusa para reiterar lo mucho que aprecio estos cuentos que escribes.
JGJ para calificar debes dar la marca y el modelo del auto, eso es fundamental para entrar en la short list de los hombres-gnomos !
gracias a todos
Bueno, yo sé de varias mujeres piso 25.
En fin..., estoy sin auto, así que si me acompañás, cruzamos la plaza y charlamos mientras tanto. El último de Tío Ballard esta muy bueno.
;-D
Saludos!
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