miércoles, junio 29, 2005

les doy un consejo

no entró en la n.a.s.a. por mérito propio. hubo varias voluntades que lograron su visita. no hablo de un alto comité de científicos de excelente reputación, sino de la febril imaginación de su hermana menor, que le cuidaba el jardín a la viuda de un astronauta, en un suburbio de la florida. por aquella única y poderosa razón aquel fletero por horas recibió una invitación para realizar una visita guiada, en solitario, por los pasillos de la prestigiosa institución. después de cuarenta minutos en los que recorrió un museo, un centro de operaciones, varios laboratorios sofisticados y el centro de entrenamiento en vuelos espaciales llegó el momento de despedirse. el guía, haciendo gala de una amabilidad extrema, le extendió un portafolio con explicaciones técnicas que generalmente estaba destinado a invitados muy importantes. el fletero lo abrió y vió que estaba escrito en la lengua del tío sam. esta bien, dijo sin énfasis, pero la próxima, a ver si lo tienen en español. recuperó el sombrero de charro mexicano que se había comprado en un negocio de recuerdos y que le habían obligado a dejar en la ropería de la entrada y se volvió al uruguay.

1 comentario:

Pablo dijo...

Debe ser interesante ver como son esos lugares. Uno siente un poco de curiosidad. Al menos por entrar.