sábado, julio 09, 2005

agéndame

mientras elsa se preparaba una taza de sopa, recordó la charla que había tenido con martín durante el fin de semana. una conversación banal, al menos en apariencia, sobre diferentes tópicos intrascendentes. aquel encuentro le había servido para paliar el tiempo libre de los sábados, algo que generalmente la angustiaba. la simple chance de quedarse un rato sin nada que hacer se había transformado en su principal miedo. en especial si no había una persona que la acompañara y le diera la sensación de no haber pasado el día sola. apenas podía estar un par de horas por día en su propia compañía. las utilizaba para hacer compras o pequeños arreglos en la casa, previos a la llegada de visitas. a medida que su aflicción se iba convirtiendo en obsesión, iba bajando el nivel de los acompañantes. podía incluso quedarse un largo rato en la puerta conversando con el vigilante, un hombre tosco y sin modales al que solo le interesaba su cuadro de fútbol favorito que era el oponente del cuadro de elsa. martín le había hablado de unos grupos de respiración en los que había participado, que hacían reuniones multitudinarias para las que se preparaban con estrictos ayunos y en las que aullaban arrodillados durante toda una noche. ella lo había escuchado con interés, asintiendo con la cabeza mientras pensaba como resolvería el siguiente hueco, el próximo fin de semana.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

que no decaiga

Adrián dijo...

La conozco a "elsa".

Rebecca Milans dijo...

debe ser dura la tal elsa, lo agarra a uno como si fueramos relleno de un almohadón