sábado, noviembre 03, 2012

no te pareces

eres como el david. estas ahí, quieto, lejano. no tengo ni la más remota idea de lo que piensas. hombre de bronce. metido en tu asunto, en tu maldito centro. no puedo pasearme como una mosca de enero por encima de tu nariz para que me percibas. en realidad puedo, pero no tengo la voluntad de hacerlo. estarás ahí, pegado en el cemento por siempre. edito el libro de hojas negras. todas serán iguales, rectangulares.negras de principio a fin. escritas en una noche, nada más. estaré enamorada del viento. de la sudestada que me arrastra cada poco tiempo. me dejaré llevar por el favor del viento y andaré despeinada por su ímpetu. miraré mis zapatos nuevos hasta cansarme de su imagen. espiaré por el rabillo del ojos tu mundo, fingiendo indiferencia y desinterés.dejaré que pasen muchos vientos. buscaré muchos pares de bellos zapatos nuevos para admirar. sin querer, me iré olvidando de cada palabra, de cada intención, de tu teléfono. sin proponerme nada, iré llevando cada una de tus cosas hacia la nada. hasta borrar tu rostro. tu nombre. tus chistes. aquella bestialidad. no te pareces en nada al david. él, es de bronce. él, es bello. él, es joven.

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