martes, junio 07, 2005

doble fondo

al frente esta el negocio oficial, una lanchonete mugrienta con baldosas de cerámica que algún día fueron celestes y ahora son grises por la grasa y la costumbre. pao de queijo y todo tipo de frituras mezcladas con repugnantes jugos de abacaxi y maracuyá servidos en dudosos envases tetrabrick, seguramente hechos en forma apócrifa en el fondo de un rancho. los clientes son tan grasosos como el menú. viejos que hace años no se cortan el pelo y toman cachaça en vasitos de plástico, mujeres panzonas vestidas con top y calzas ajustadas, un par de jóvenes con el pelo sucio. el aire esta viciado y hay poca luz. apenas un tubo lux que brilla desde el mostrador donde una mujer con aire cansino intenta hacer su mejor esfuerzo en la fritadora. al costado de la barra, una puerta gris corrediza, descubre el doble fondo. una casa de discos. para ser mas precisos, la única casa especializada en vinilos de la ciudad. ahí, clandestina, mezclada con las empanadas de camarao y la fritanga general. el dueño y alma mater tiene aire de enfermo. soy una extranjera absoluta en aquel templo oscuro. dos negros enormes de camiseta y cap están entre los canastos y me miran con curiosidad. empezamos a hablar de música, de scrach, de bases y todo empieza a tomar sentido. me muestran, a modo de catálogo, una lista hecha con una antigua olivetti. ahí están los títulos de la producción alternativa de los mejores dj del brasil. vinilos experimentales que se cortan en una favela de río. los mejores beats, los mixes fundamentales del rap de estos días circulan en un universo marginal solo para entendidos. lejos de las casas de discos de los shoppings, lejos del mainstrem de virgin están esos sonidos tribales hechos en casa con el simple argumento del arte.

lunes, junio 06, 2005

business man

debo reconocer que, a este, le tengo un poco de miedo. generalmente, no le tengo miedo a las personas, es decir, miedo no es un termino frecuente en mi diccionario. pero siempre existen las excepciones. en este caso se trata de alguien que me convoca para hacer un negocio. entonces hacemos una cita, seguramente vamos a tomar un buen vino y a conversar del asunto. nunca sabré muy bien donde tiene puesta la mirada. seguramente, en su bolsillo, el único sitio que le interesa. de todos modos será formal y cortés, tendremos una charla agradable y me propondrá un buen acuerdo. pero nunca sabré realmente en que esta pensando, si tiene los restos de una novia de 1987 en el freezer o si guarda los deditos embalsamados de su primer perro. tiene una manera de actuar en la vida que, a los ojos de los mortales confiados, es normal. cada molécula de su ser me anuncia otra cosa. quizás no se trate de las moléculas, sino de los trajes. del corte de los trajes que usa. los zapatos que son más grandes que los pies, como para impresionar. el hombre tiene cuerpo pequeño y grandes pies. está firme sobre la tierra. eso quieren decir los diseñadores de esos zapatos de trescientos dólares que el sujeto se compra. deposite su confianza en un hombre bien calzado, dice el slogan de la compañía zapatera. las camisitas del traje siempre tienen un toque de audacia, o un verde un poco escandaloso (a los ojos de un burócrata, aclaremos ) o con un brillo extraño que a veces tornasola el negro con un rojo oscuro. los saquitos son perfectos, grises en millones de gamas (sospecho que tiene mas de cien en el ropero) y los pantalones absolutamente a la moda. ni anchos, ni pinzados. levemente bombilla. todo esta previsto, premeditado y embalado para la ocasión. todo esta como guionado en la vida de este personaje. nunca una salida de libreto, nunca un exabrupto, un resbalón, una caída alegre por la pendiente. como diría mi amiga ana, nunca un moco. sospecho que asiste a una terapia siquiátrica para empresarios, en el piso 26 de alguna torre donde se hacen pegar con mazos de goma espuma hasta que les duelan los riñones. algo que lo haga vivir, por un momento como a una persona común, capaz de comprar un chocolate y tirar el papel en la vereda. sacar a pasear al perro y dejar que cague en cualquier lugar. tengo una estrategia para nuestro próximo encuentro. le diré para vernos fuera de un día de trabajo. tendrá que venir sin el traje, un sábado al mediodía, en un lugar con terraza. a ver como se las arregla.

domingo, junio 05, 2005

margotita

la primera vez que ví, ella estaba en una película desnuda. superaba los setenta años y estaba arrugada como una pasita de uva. adoré a aquella vieja capaz de semejante audacia. la escena era totalmente desconcertante para el espectador y también, inolvidable. después supe que era cantante de tangos, no actriz. al año siguiente la vi entrar en un bar de buenos aires y la reconocí enseguida. estaba tomando un té helado en el tortoni cuando ella pasó, conversando con otra vieja. se veía estupenda con su pelo blanco y lacio, peinado con un pequeño y glamouroso rulito abajo y una flor colorada en el costado. tenía un estilo de los años cuarenta absolutamente perfecto, incontaminado. llevaba un vestido corto, turquesa con flores y un lazo ancho en rojo. estaba subida en tacos altos rojos con pulsera y cada ojo cargaba con las reservas de rimmel de occidente. en las mejillas, se esparcía el colorete con cierto capricho. la boca, esa promesa casi centenaria, era de un colorado rabioso. ella era como una embajadora estelar en un camposanto. todos los viejos del bar, los mozos y las medialunas de manteca parecían momificarse ante su presencia. llevaba todo el sol puesto, como un par de medias una tarde fresca.

sábado, junio 04, 2005

sala de embarque

las paredes son curvas y estan forradas de venecitas azules, como las del aeropuerto de los angeles en las llegadas domésticas. ahi, donde tarantino filmó a pam gier en jackie brown. en este lugar, las venecitas no son una simple compilación de brillo cerámico. aquí sirven como material para retratar escenas de lo más profundo de la tradición del sur. gauchos de poncho, gauchos cabalgando hacia el amanecer, caras de gauchos bravíos y exóticos avestruces. la silueta de una ruina del tiempo de las misiones jesuíticas y una versión-venecita de una tapera. en el monitor están bob esponja y su inseparable amigo patricio en xuxa tv. hasta dos monjes de hábito negro sonrien. seguimos esperando y esperando. ahora los monjes con sus anticuados trajes hablan con un cura. el único sacerdote que se desplaza por la terminal. parece un modelo de dolce y gabbana, un aire perverso en un cuerpo alargado y fragil. el 1602 sigue retrasado pero yo tengo todo el tiempo del mundo.

viernes, junio 03, 2005

una del paraíso

sobrevolamos la playa. veintisiete grados, dice el comandante. el océano se ve mágico desde aqui, los morros oscuros y las franjas de arena limpias y brillantes. a medida que perdemos altitud se ven las olas marcadas como un tatuaje en la epidermis del mar. las alas se mueven con cierta vacilación y quedamos rodeados de agua y cercados por un morro. en cinco minutos la tierra a nuestros pies. estamos dormidos o despiertos soñando. el silencio es absoluto. nos callamos ante la hermosura del paisaje. hasta las azafatas dejan de hablar en este instante. el avión cae y sigue cayendo en ese pedazo del edén y los pocos habitantes del vuelo lo seguimos con los ojos suspendidos y cubiertos por los rayos del sol. es casi imposible soportar tanta belleza. veo la sombra, nuestra sombra de avioncito sobre el agua. veo una isla de piedras coloradas. veo mis pies descalzos metiéndose en el mar y mientras veo todo eso, pienso : gracias.

jueves, junio 02, 2005

en el país de los ronaldos

aquí estoy, instalada en mi pequeño paraíso. el aeropuerto de porto alegre, único sitio del mundo donde puedo esperar una conexión sin sufrir. aquí nadie me obliga a alcoholizarme mientras quedo encerrada entre paredes de compensado color naranja, como en sao paulo.en poa me tomo un rico cafezinho da manha con aroma fuerte y gusto suave. pago mas de un dólar por un yogur, con pedazos de frutilla, que viene en un frasquito mínimo y que sabe exquisito. es el único aeropuerto con cine que conozco en américa. habrá tres funciones esta tarde y la cafetería del cine tiene un ambiente de madera y bronce absolutamente cómodo y cálido. yo no tengo una espera tan larga, tan solo un rato y me iré de aquí. mientras tanto, compraré chocolate para la familia, estudiaré vitaminas en la farmacia y tangas en el negocio de lengerie. hay un negocio de zapatos muy sofisticado pero sospecho que es de un argentino. no tengo billete. en esta era del boleto electrónico soy hhlz3, ese es mi derecho a volar. ya me acostumbré a llegar a cualquier parte solo con un número y confiar en que alguien me subirá al avión correspondiente. ya saben, no me gustan los aviones, pero en este día soleado y cálido mi humor está en alza. hoy puedo volar, transbordar y hacer chistes a la tripulación. tengo una paciencia infinita, producto de sentirme libre de compromisos al menos, por un tiempo. estudio a una fashion victim local que se mueve sin gracia sobre un par de zapatos absurdos. como una muñeca mal habida. no le da el cerebro para resolver a que piso subir, se le gastó la última neurona cuando combinó en rosa el saquito, el bolso y los zapatos. mientras tanto, pasa una matrona de carácter, una de esas a las que no se les escapa nada y anula la puesta en escena en rosa de la pobrecita. dejo de mirarla, ni siquiera me divierte su patetismo. tengo de vecinos a un grupo de rockeros que desayunan y conversan entre sus respectivas matas de pelo largo, con lentes cuadraditos de marco negro. usan camisetas de segunda mano, de esas que compras en california por dos dólares y se ven espléndidas. pasa una mujer atada a su cartera louis vuitton, le incomoda al andar, pero ella insiste. también atraviesa el lobby uno que parece escindido de café tacuba. todo es como un inmenso flash back. y yo feliz, adormecida en mi silloncito, bajo el efecto de la leche tibia de mi segundo cortado de la mañana. los brasileños de hoy me hacen pensar en los normandos del siglo x. viven su propia modernidad. con la misma originalidad de los chinos o los hindúes, como solo pueden hacerlo los grandes.