sábado, julio 15, 2006

soy cool

circula entre las chicas vestido como jamiroquai hace diez años. un aire que pretende ser entre británico y grunge aunque no le va con el cuerpo ni con la actitud ni con la panza de bebé coronada por dos tetillas evidentes no muy atractivas. tendrá treinta años tal vez. pantalones finitos príncipe de gales en tonos amarillentos, unas motas atadas en una coleta casual, camiseta de tejido de nylon brillante y una camperita marrón fina con las obligatorias franjas roja y celeste. en los pies, zapatillas a florcitas tipo tenis. en la testa, un sombrerito de paño con ala, corona de un falso cool. apenas le calza, así como le chingan los pantalones, le arrastran los bajos, le caen los hombros. pero que cool. con esta cara de tonto seré mas cool todavía. camina con aire concentrado hasta el tarjetero del boliche. pesca al azar, una serie de las peores postales gratis del universo : las uruguayas. las guarda con celo en el bolsillo trasero del pantalón. una gran cantidad. como si tuviera que alimentar una salamandra hambrienta fabricada en la misma biafra. vuelve con un gesto entre divertido y displicente, mientras disimula su esfuerzo por ser cool. después se las ingeniará para dar unos abrazos cool a sus amigas. una versión del abrazo de oso, ideal para gente que esta vinculada. tocarse mucho con los amigos. hacer una especie de pantomima del amor filial en publico. para esto es recomendable aletear los brazos al sol cayendo después sobre los hombros del otro con total pesadez y unir la cara al pecho del amigo en señal de que amigos cool que somos.

martes, julio 11, 2006

vacaciones en ny

cuando se despertó estaba en la cama con forest whitaker. el departamento estaba en alguna parte de brooklyn en un edificio de pocos pisos, tenia ladrillos a la vista y un cierto aire antiguo. recorrió la habitación con la mirada y se encontró con la peluca fluorescente con la que había salido a bailar a un antro, la noche anterior. no reconocía a su acompañante y no recordaba el momento en que lo había abordado, si es que lo había hecho en algún momento. no imaginaba cual podría haber sido el periplo hasta aquella espaciosa cama. de pronto escuchó un chistido y reconoció a su amiga magdalena detrás de la puerta, en bombachas y con una peluca rasta. se hicieron unas señas en el lenguaje de los sordos, al borde de la risa. se arrastró por la habitación y recupero los zapatos y la peluca, el resto de la ropa había permanecido en su cuerpo. salió en puntillas. en el living el panorama le resultó mas extraño aun. una serie de botellas apiladas frente a un enorme televisor de los cincuentas, enchapado en raíz y empotrado en una generosa biblioteca con libros en varias lenguas. en un sofá dormía otro tipo negro al que le faltaban la camisa y los pantalones. magdalena, vestida con una mínima minifalda de látex tenía el aspecto de una prostituta portorriqueña en una película de clase b. olvidó por un momento sus modales del british y se lanzó a revisar la billetera del desconocido. usando el índice y el medio saco dos billetes de cien dólares y se los enterró en el generoso escote. después abrieron la puerta y se marcharon.

miércoles, junio 21, 2006

inútil

ahí estaba, con el pasaje marcado para el día antes, inmóvil, indefensa, indignada por su propia torpeza. con las valijas en la mano, quieta frente a la empleada de la aerolínea. sin entender nada, sin entender como se las había ingeniado para perder el vuelo, para equivocarse en algo tan básico como una fecha. con ese dolor extraño que te da cuando conoces tu falla y la llevas lo mejor posible pero no podes ocultarla. porque las fallas no pueden ocultarse, solamente pueden maquillarse y brillar. pensó en todo lo que se desarmaba ahora que no podría viajar, pensó en la reunión que tenía marcada, en el cheque que le iban a dar, en el encuentro extraño que había marcado con un extraño. todo aquello se cancelaba en un segundo, en un simple parpadeo equivocado. en ese momento vulnerable, en el que no se atrevió a llorar por fuera, tuvo ganas de escuchar una voz de aliento pero no lo consiguió. solamente los cálculos de otra empleada de aerolínea sobre posibles opciones, horarios y precios para hacer, esta vez con exactitud, el viaje. pero todo se había perdido, todo estaba desparramado, como si un ladrón le hubiera tomado su vida y se la hubiera desperdigado por el piso para robarle el tiempo, el tiempo de su pequeña y tonta existencia. un tiempo fútil tal vez a la vista de los demás, pero indispensable para sentirse viva.

martes, junio 20, 2006

una vuelta mas al anillo

era una noche extraña, lluviosa y no muy fría. se arrastraba hacia el café cuando lo vio en la ventana. en aquella mesa y en aquella silla donde ella se había sentado aquel día que se habían vuelto a ver, en una de esas tantas idas y venidas que tenían en sus vidas. todo estaba envuelto en pequeñas acciones casuales, azarosas e inesperadas. ella iba al cine, él volvía del cine. una media hora podría servir de resguardo para la lluvia, de espera, de compañía. según quien redactara la nota. ahí estaban, mirándose poco, como esas parejas a las que se les gastaron alguna vez las miradas, después de tanto amor. ahí estaban, donde todo empieza y donde todo acaba. en el mismo lugar, con los años y esa paz perruna que da el tiempo entre los que se conocen mucho. hablando con confianza de otros amores, de otras vidas que se dieron mientras no estuvieron juntos. hablando de cosas más o menos importantes para dejar de lado las más pueriles, solo dignas de quienes coquetean con el tiempo y el espacio. como tantas veces, hicieron un plan que nunca cumplirian. la última vez, había sido tener un hijo, un plan que había surgido en esa mesa, en esas mismas sillas, entre las risas que acompañaban esos encuentros. dos viejos boxeadores que toman grapa con limón sin tener que recordar nada sobre los buenos tiempos. entonces él le habló de la casa de sus sueños. en un paraíso que habían descubierto casi juntos. un sitio que desaparecería pronto pero estaba lleno de mística. un rincón perdido en el mapa donde pensaba que debía estar. ella pensó un poco y le propuso compartir la compra. al fin y al cabo, no todos los días uno encuentra una casa en la que aterrizó un ovni.

domingo, junio 18, 2006

recetas del buen amor

unos metros más atrás, una pareja de unos treinta años, juega con un cascote de granito. uno se lo tira al otro a ver donde le acierta. apuntan a piernas, pelvis, pecho, cabeza…la piedrota va y viene en la noche. los dos traen la cena recién comprada en la rosticería de la esquina, resguardada en bolsas de plástico blancas. un retrato de la pareja moderna de regreso a casa. el cascote va y viene. se hablan con un cierto tono agresivo sin llegar a gritarse. ambos son altos, de clase media, seguramente marido y mujer. quizás se casaron hace un par de años. a esta altura ya pueden jugar con un cascote en público y agredirse mutuamente sin que a nadie conmueva este alto nivel de franqueza matrimonial. la piedra va y viene. a veces pierde parte de su masa en el empedrado de la peatonal. tal vez, en el futuro, un psicólogo visionario invente una terapia del cascote y revolucione, una vez más, el mercado de la autoayuda y la salvación humanas. una terapia basada en el simple acto de tirarse piedras con las personas que amas-odias. tan solo un cascote para resolver asuntos pendientes con tu media-naranja. algo barato y al alcance de todos. una piedrita para mantener el amor. un buen pedazo de roca en el marote, para evitar males mayores.

sábado, junio 10, 2006

revelaciones en la quinta

si bien pasaba horas frente a una computadora, no tenia paciencia para el chat. había probado cocinar casi todos los alimentos que se le habían cruzado, no tenia éxito con los repollitos de bruselas. a esa altura pensaba que la falta de paciencia la alejaba del chat y la falta de cariño, de los repollitos de bruselas. esos dos conceptos básicos para cualquier relación, eran los que a veces podían definir muchas cosas mas. paciencia y cariño. chat y repollitos de bruselas. en general uno le tiene paciencia a aquello que le tiene cariño pero también existe una apuesta paciente a algo a lo que uno puede llegar, después de un tiempo, a tenerle cariño. ¿ acaso la paciencia no es uno de los grandes ingredientes de las relaciones humanas duraderas ? ¿ podemos colocar en el lugar de los repollitos de bruselas a un amigo y a un socio en el sitio del chat ? ¿ y viceversa ? todo puede suceder cuando hacemos un intento para acercarnos a una persona y de pronto nos colma la paciencia. inmediatamente el barómetro del cariño cae hasta niveles absurdos. y esa persona con la que habíamos empezado una amable relación, se convierte en un repollito de bruselas o en una sesión de chat obtusa y aburrida. hay momentos en los que algunas personas se esfuerzan por convertirse en algo indeseable, tal vez por el miedo que les significa mostrarse tal como son. una suerte de embrujo que transforma al cobarde, en un repollito de bruselas. un verdadero prodigio.